El Barça supera el match-ball con nota

Convendría estar ojo avizor en cada partido del FC Barcelona cuando el mejor futbolista de todos los tiempos, Lionel Messi, falle un mano a mano con el portero, pues ya van tres ocasiones en la presente temporada, que cuando sucede esto, lo inmediato es una contra del rival de turno, que acaba inexorablemente en gol. Ayer volvió a ocurrir en La Rosaleda, fallo de Leo y empate a dos del Málaga.

Dicho lo cual lo que se impone es hablar de la nueva exhibición en el campo malacitano, si el Barça ya hizo un encuentro soberbio, con rondo infinito incluido hace una semana en Liga, ayer lo volvió a bordar, otra oda al fútbol excelso que solo este gran elenco de actores balompédicos es capaz de protagonizar. Para relamerse de gusto los sibaritas de este bello deporte. Y es que lo de Iniesta, Xavi, Cesc, y por encima de todos, Messi, fue un escándalo en toda regla. ¡Qué manejo del esférico! ¡Qué control de los tempos del partido! ¡Espectacular y vibrante! El argentino pareció por momentos Magic Johnson, dirigiendo el cotarro, abriendo el campo, asistiendo, parando el ritmo, acelerando, creando superioridad, llevándose a los defensas, todo de lujo.

Abrió el marcador Pedro de cabeza tras centro de Alves. Empató pronto el conjunto boquerón por medio de Joaquín. Ambas jugadas precedidas de polémica, el lateral brasileño estaba en fuera de juego por 14 centímetros y el gol del sevillano arrancó de una mano clarísima de Seba. La primera mitad fue un duelo de ida y vuelta, con emoción en las dos porterías. En la reanudación dominó el Barça con tiquitaca y mareo constante a los blanquiazules. Anotó Piqué con un gol de “9” que habría firmado el mismísimo Ibrahimovic, e igualó Santa Cruz, que se marcó un partidazo que también habría rubricado el sueco. Pero los de Pellegrini ya no dieron para más, se vieron superados por la magia azulgrana. Iniesta batía a Kameni tras un baile de Cesc, que sentó a tres rivales con un giro sobre sí mismo. Derrotados los andaluces, encajaron el cuarto, obra de Messi que de cabeza aprovechaba un nuevo centro medido de Alves. El Barça alcanzaba la semifinal de la Copa, donde ya le esperaba el Madrid.

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