El rey destronado en El Reyno

Si hace dos jornadas comentábamos que el FC Barcelona se había dejado media liga en El Madrigal, anoche se dejó la otra media en El Reyno de Navarra, al caer por 3-2. Curiosamente ante dos equipos, Villarreal y Osasuna, a los que se despachó en la ida con unos contundentes 5-0 y 8-0, respectivamente.

No se puede cargar contra el patatal que fue el estadio pamplonica, ni contra la alineación de Guardiola, que dejó en el banco a los tres mejores mediocampistas del mundo: Xavi, Iniesta y Cesc, ni contra el asistente que dio validez a un gol en fuera de juego de los de casa y anulo uno legal a Alexis en la segunda mitad; y decimos que no se puede, porque la actitud que presentó el equipo en la primera mitad no fue la más idónea para un conjunto que se está jugando el campeonato doméstico. Era una final, y el Barça, acostumbrado a ganarlas, la perdió.

Lo del terreno helado no puede usarse como excusa, puesto que ya venimos comprobando durante toda esta temporada, una verdad irrefutable, a los azulgranas les cuesta horrores sacar los partidos fuera del Camp Nou. Faltó intensidad en el primer acto, la que le sobró a los rojillos, que con un planteamiento valiente, supieron buscarle las cosquillas a un Barça demasiado contemplativo. Dos goles de Lekic en este periodo decantaron la balanza para los osasunistas.

En la reanudación los culés cambiaron el decorado, con mayor agresividad en la presión y con la entrada de Tello y Cuenca por las alas, acortaron distancias, con gol de Alexis. Esa reacción de amor propio, se vio parcialmente cortada por el tanto de Raúl García, que ponía todo muy cuesta arriba. Pero el arrojo ahora lo seguía poniendo el campeón. Un diana de Tello, tras recorte y zurdazo, alimentaba la esperanza, pero un tanto mal anulado por el línea, el mismo que dio por válido el ilegal segundo de Lekic, acabó con la tenacidad barcelonista. Y seguramente con la liga.