miércoles, 22 de enero de 2025

El Barça reina en la locura de Lisboa

 


Un FC Barcelona desastroso y espectacular recurrió a la épica para remontar un partido de Champions League ante el Benfica, que tuvo perdido dos veces: con el 3-1 y con el 4-2, para acabar con una remontada histórica, que culminaba Raphinha en el último segundo con el quinto gol, dejando ese maravilloso 4-5 en el marcador del Estadio da Luz. Fue un encuentro lleno de emociones, altibajos, penaltis, goles de churro, tantos en propia meta, etcétera. Y pudo llevárselo cualquiera, pues con el empate a cuatro, una contra dejó solo a Di María frente a Szczesny, que repelió el disparo, firmando la única actuación decente que tuvo durante los 100 minutos que duró el duelo.




Fue un partido para la historia y para el recuerdo, que empezó fatal para los de Flick, que perdían cuando no se había cumplido el minuto 2, con gol de Pavlidis. Otra vez dejaron solo a Koundé contra dos en la derecha y el resultado fue el mismo que en Getafe. El Barça reaccionó y empato, por medio de un penalti por pisotón a Balde, que transformó Lewandowski. Los azulgranas dominaban ya a su rival, cuando una torpeza de Szczesny, que chocó contra Balde, muy, muy lejos del área, permitió a Pavlidis anotar el segundo tanto. Tocaba remar de nuevo. Szczesny, que tenía el día tonto, se tiró a por uvas en el área, y el piscinazo de Schjedlderup lo sancionaba como penalti el penoso árbitro Danny Makkelie. Pavlidis, que es un tronco de delantero, hacía el único hat-trick que marcará en toda su vida en Champions. Con ese varapalo de marcador se llegó al descanso.

Faltaba la locura total del segundo acto. El Barça acogotó a los lisboetas en su área. El gol culé llegó de la manera más inesperada, pelotazo del portero ucraniano a la cabeza de Raphinha, que marcó sin querer. Esto metía a los visitantes en el partido, pero inmediatamente Araujo marcaba en propia meta. Todo era un despropósito en general. Lamine Yamal recibió un agarroncito en el área y se cayó de maduro, pero con el engominado Makkelie y su silbato endiablado había que probar. “Lewy” la colaba por el mismo lado. Tocó arrebato en "Can Barça", más delanteros y línea defensiva de tres. Pedri, el crack del partido, la ponía con música a la cabeza de Eric García, que daba el subidón a los suyos con el 4-4, pero faltaba el delirio final, el “Turandot de Puccini”, la magia del fútbol, esa contra vertiginosa en la que Raphinha tocaba toda la orquesta de golpe y hacía bailar al lateral y al portero para culminar la noche mítica del Barcelona en Lisboa. Una victoria in extremis que deja en segunda posición al Barça, solo por detrás del Liverpool, y con la clasificación matemática para los octavos de esta nueva Champions de 36 equipos en una misma liguilla.

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