lunes, 22 de abril de 2024

El vicio del Madrid de acostumbrarse a robar

Al igual que el vicio al tabaco o a los juegos de azar, los robos del Real Madrid se han convertido en un vicio más. Se roba una vez, luego otra y otra, y así desde el principio de los tiempos. El último acaeció en un Madrid-Barça, que ya es el colmo de la desvergüenza. Un FC Barcelona que se hizo acreedor de la victoria en el Bernabéu, salió trasquilado y robado del estadio madridista, cayendo por 3-2. Todo gracias al enésimo atraco perpetrado por un árbitro, Soto Grado, dos jueces de línea, y toda una sala del VAR. Cuando creíamos que el reciente robo al Almería en el el Bernabéu del 21-01-2024 no se podía superar… se superó con creces. Con el agravante de que en este caso había nocturnidad, alevosía y que estaba en juego el título de Liga. Fue otro partido más para la historia negra del Madrid, como ya calificó el madridista número 1, Alfredo Relaño.




El Barça, dado que solo le valía la victoria, salió a por ella con determinación. De hecho, se puso dos veces por delante en el marcador, pero de nada vale eso en el feudo blanco. Allí estaban para echar por tierra esas ventajas todos los árbitros designados para perpetrar este atentado contra el deporte. Pitaron un penalti inexistente, ya que Lucas Vázquez da un golpe a la pierna inmóvil de Cubarsí, un tropezón voluntario, (confirmado por Mateu Lahoz, exárbitro que no es para nada dudoso, pues ya birló una liga al Barça en la última jornada para dársela al Atlético de Madrid). Anularon un gol legal del Barça, que traspasa completamente la línea de gol, pero que casualmente no se pudo confirmar, no estaba la cámara apropiada para ver cómo Lunin se comió el balón desviado por Lamine Yamal. Lástima que haya más cámaras en Getafe que el flamante nuevo Bernabéu. Con estas dos actuaciones arbitrales aberrantes ya valía para denunciar el robo en la primera comisaría de La Castellana, pero aún hubo más, como el penalti de Rudiger a Fermín, que cuando se colaba directo a puerta, recibió un caderazo terrible, olvidándose del balón.  Y también se puede hablar largo y tendido sobre la roja a Camavinga cuando Lamine Yamal se iba solo hacia el portero, el defensor era el último jugador, y por mucho que el árbitro lo dejase en amarilla porque Valverde estaba cerca, es otro error grave, porque el uruguayo nunca podría haber evitado el disparo de Lamine frente a Lunin, luego era ocasión manifiesta de gol: tarjeta roja.

Y LA HISTORIA NEGRA DEL MADRID SIGUE CRECIENDO CADA DÍA. Y en este caso -la liga la tenían en el bolsillo- no era necesario recurrir al robo, no era necesario someterse a este desprestigio, un desprestigio a nivel mundial, pero… ya es un vicio.


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