martes, 4 de octubre de 2022

Al Barça se le pone cruda esta Champions


La derrota del FC Barcelona en San Siro (1-0) deja varias lecturas claras. Sobre todo una evidente: a los azulgranas se les ha complicado sobremanera la clasificación para la siguiente fase, asimismo se ha confirmado que a algunos equipos les regalan esta fase de grupos, y a otros como al Barça, por lo que sea, les ponen siempre palos en las ruedas, véase grupo de la muerte, más el añadido de dos partidos fuera de casa consecutivos, contra los dos rivales duros. No obstante, y haciendo abstracción de estas manos negras, cabe afirmar que el conjunto dirigido por Xavi está exhibiendo un mentón de cristal, que juega más o menos bien, pero cuando alguien le atiza duro, cae a la lona y le cuesta levantarse.




El Inter salió timorato y rezagado ante un Barça dominador, pero que poco a poco fue perdiendo fuelle, tampoco es que hubiese disparado a puerta, pero al menos el balón estaba casi siempre en campo contrario. Cuando los italianos se sacudieron el sometimiento, inquietaron más la meta de Ter Stegen, tanto que lo culminaron con un zapatazo raso de Calhanoglu en el 47, sobre la bocina. A los culés les tocaba remar en el segundo acto.

Se pusieron manos a la obra tras la reanudación, pero Raphina estaba perdido, a Dembélé no le salía desborde alguno y Lewandowski disputó, por los marcajes o porque no le encontraron sus compañeros, su peor encuentro de blaugrana. Con todo, el extremo galo envió un disparo al poste, y Pedri encontró el gol, que anuló el colegiado. En los minutos de alargue se produjo la jugada polémica, (por no hablar de la merecida roja de Darmian por plantillazo a la tibia de Busquets, que se quedó en amarilla) penalti favorable al Barça por mano de Dumfries, que el árbitro Slavko Vincic no quiso ni ver en directo ni en la pantalla.

Otra lectura es que no nos gusta usar la palabra atraco, pero cuando se produce un agravio comparativo, semejante al ocurrido en Milán, hay que denunciarlo. Gol anulado a Pedri por mano involuntaria previa de Ansu Fati, con su revisión por VAR y por el árbitro, y luego en las mismas circunstancias al Barcelona, con una mano interista más flagrante, no se le mide por el mismo rasero, y el árbitro hace el desaire de no ir a verlo a la pantalla, no queda más remedio que usar la manida expresión: ¡atraco a mano armada! Pero lo que finalmente trasciende, después de todo, es un Barcelona que no dio la talla y que se queda con el agua al cuello.




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