El FC Barcelona goleó por cuatro goles a cero a un Athletic Club que saltó al Camp Nou con la mente en su decisivo encuentro de semifinales de la Copa del Rey. Los jugadores de Xavi, que encadenan su tercera victoria consecutiva (las tres arrollando al rival y anotando cuatro goles), fueron muy superiores a los bilbaínos en todas las facetas del juego. De hecho el marcador se queda corto si tenemos en cuenta las ocasiones marradas por Gavi o por Ferrán Torres, sin ir más lejos. Los leones fueron más bien cachorros, y acusaron la reserva de jugadores por parte de su entrenador. Un Athletic sin Munianín, sin Ínigo Martínez, sin los hermanos Williams,… es menos Athletic, con todos los respetos para los que les suplieron, pero no es lo mismo.
Los azulgranas comenzaron arrollando a los de Marcelino, acosando la meta de Unai Simón, y sin dejar pasar al rival del medio campo. Adama Traoré por la derecha le daba la noche a Balenciaga, mientra Pedri y Busquets daban sendos recitales en la medular. El juego trenzado de los locales merecía el premio del gol. Pero el fútbol es así de caprichoso y en vez de eso llegó a la salida de un córner, cuando Piqué de magnífico testarazo estrelló el esférico contra el larguero y el rechace lo recogió Aubameyang para inaugurar el electrónico. Con ese solitario gol, que dejaba todo muy abierto para el segundo acto, se llegó al descanso.
Los rojiblancos mejoraron su imagen tras la reanudación, pero no era suficiente para la calidad que exhibía el Barça en todas las demarcaciones. Aún así los visitantes taponaban la hemorragia, y lograban seguir vivos en el duelo. Eso hasta que saltó al césped Dembélé, el extremo galo fue el hecho diferenciador total. Anotó, aún con los pitos del Estadi, escorado, el segundo de la noche de un latigazo bestial, y tuvo tiempo en media hora para regalar dos asistencias con marchamo de gol a los holandeses, Luuk de Jong y Memphis Depay, que marcaron un par de tantos más para redondear la goleada y colocar al Barcelona a un punto de la tercera plaza, todavía en manos del Betis. Dejando un sabor de boca inmejorable a los culés, que con Xavi están volviendo a disfrutar.
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