domingo, 15 de diciembre de 2019

El árbitro solo deja empatar al Barça en San Sebastián


El Real Sociedad-FC Barcelona pintaba partidazo en la previa. Y lo fue. Encuentro disputado de poder a poder, en el que pudieron ganar los dos contendientes y en el que hubo reparto de puntos (2-2). Fue un duelo espectacular en el que quiso destacar un impresentable, tirando a muy impresentable, el colegiado Arberola Rojas. El sujeto tuvo la indecencia de pitar en contra del Barça un penalti, a los 10 minutos de juego, por esos agarrones que se ven cientos en saques de esquina y lanzamientos de falta. Ahí no le tembló el pulso, eso sí cuando en el 93 se prodjujo un agarrón flagrante con derribo incluido a Piqué, que podía haber significado la victoria culé, se desinhibió y miró para otro lado, (el del VAR, Gil Manzano, hizo lo propio), el muy cagón y parcial árbitro toledano.


Y esa es la historia de nunca acabar de los árbitros madridistas, antiBarça, madrileños, o toledanos, que ya por cercanía... La mayoría son tipos con aspecto chulesco, engominado, prepotentes, vomitivos en definitiva, que inexorablemente y de manera plúmbea han perjudicado al equipo azulgrana, en beneficio del Madrid (estilo Muñiz Fernández), en su propio beneficio (Rodríguez Santiago), o ambas cosas (Megía Dávila, que de tanto robar al Barça le dieron el puesto de delegado del Madrid, ya sin disimulos de los del señorío y los de la caverna). Aún con todo el FC Barcelona se sobrepondrá a esta caterva de golfos apandadores.
El choque fue espectacular. Reiteramos. A pesar del ínclito colegiado. Los txuri-urdin aprovecharon el regalo de Arberola Rojas para inaugurar el macardor de penalti, por medio de Oyarzabal, un jugadorazo con zurda exquisita, por cierto. Los de Valverde no se descompusieron, igualaron la contienda con picadita de Griezmann en una contra, al filo del descanso. Y al comienzo del segunto tiempo se adelantaron en el electrónico con tanto de Suárez a puerta vacía, tras regalo de Messi. Piqué tuvo la sentencia con un cabezazo salvado en la línea de gol. Un fallo en el despeje de Ter Stegen dejó la pelota muerta ante Isak, que solo tuvo que empujarla. A partir de ahí empujaron más los vascos, pero sin tino en el remate. El colofón lo puso el parcial árbitro, que sí quiso ver un penalti en contra del Barça, pero no uno clamoroso a su favor.

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