miércoles, 24 de noviembre de 2021

Sin gol no hay paraíso

 

El FC Barcelona no pudo pasar del empate sin goles ante el Benfica. El premio del pase a octavos de la Champions tendrá que esperar. Fue un partido con tensión, por lo que se jugaban uno y otro contendiente. Los de Xavi, en su estreno como entrenador en Europa, fueron superiores, pero los portugueses estuvieron serios en defensa y bien plantados sobre el césped del Camp Nou. Los delanteros azulgranas no tuvieron la fortuna de cara en sus intentos de horadar la meta de las águilas lusas. Tampoco la pertinaz lluvia les refrescó las ideas, cuando faltan killers y talento rematador todo es más complicado.




Los locales salieron con ímpetu. Lógico, les iba mucho en el envite. Xavi intentó abrir el campo con Jordi Alba por un extremo y el joven Demir por el otro. Fue el chaval, el que, recordando al gran Messi, soltó un zurdazo desde el vértice del área, que se topó con el larguero. ¡Habría sido un golazo! Si bien el marcador estaba por no moverse. Dos goles hubo, pero ambos anulados. Uno por cada bando. En el de Otamendi el esférico había rebasado la línea de fondo, y en el postrero de Araujo, el central uruguayo estaba en posición adelantada.

Tras la reanudación el Barça salió un tanto desdibujado, no displicente, sí un tanto desgarbado. Siguieron teniendo la pelota y dominando la posesión, pero sin el juego trenzado del primer acto. Memphis estuvo torpón y sin punch. Lo compensó Dembélé, que disputó la última media hora y fue de lo mejorcito de los suyos, junto con Araujo. El extremo galo protagonizó varias incursiones por su carril, que devengaron sendos cabezazos de De Jong y de Piqué. Ninguno con el premio del gol. El duelo acabó con susto, pues Seferovic tuvo un mano a mano con Ter Stegen que salió fuera lamiendo el poste. El “cerocerismo” era ineludible y los culés se la jugarán en el último partido. En campo del Bayern. Palabras mayores.

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