sábado, 2 de noviembre de 2019

El Barça exhibe su vulgaridad a domicilio


Volvió el FC Barcelona a arrastrarse por los campos de España como viene haciendo últimamente. También lo hace por los de Europa, con mejor suerte en el marcador, pero igual de indigno en el juego. Sucumbieron los de Valverde (3-1) ante un ordenado Levante, que en la segunda mitad les dio sopas con honda. Fue otra imagen patética e indolente de los azulgranas, que no saben o no pueden competir el rival cuando se alejan del Camp Nou. Fueron siete minutos desastrosos en los que Ter Stegen encajó tres goles y la defensa hizo aguas por todas partes, en especial Piqué, que si la pasada campaña fue de los mejores del equipo, esta temporada esta canalla en el centro de la zaga.


Pero no carguemos solo contra el jefe de la nueva Copa Davis, Griezmann, por el que el Barça ha pagado la ignominiosa cantidad de 120 millones (más 15 de propina) al Atlético, es una sombra del jugador que fue. Nunca ha valido esa cantidad, ni tan siquiera la mitad, pero es que ahora se marca unos partidos que hasta Carlos Pérez parece bueno a su lado. El duelo comenzó con cierta espesura, los locales querían pero no podían, y los visitantes ni lo uno ni lo otro. En esa atonía de fútbol Semedo, que hoy jugaba a banda cambiada, mientras Junior Firpo lo veía desde la grada, provocó un penalti, que transformó Messi. Con esa mínima ventaja se llegó al descanso en el Ciutat de València.
Tras el paso por vestuarios llegó la debacle culé. A los granotas ya se les vio más incisivos y elevando la presión nada más comenzar el segundo acto en busca del empate. Y lo encontraron por medio de Campaña, el mejor del partido, tras un fallo garrafal de Piqué, que escorado a una banda despejó al centro del campo, donde él mismo desprotegía a la zaga con su ausencia. No solo llegó la igualada, cayeron dos más, de Mayoral y de Radoja. Los tres tantos en poco menos de siete minutos, todos ellos con fallos infatiles, impropios del actual campeón y líder de LaLiga. El tercero fue ya un mazazo y ni con los cambios, salieron Busquets y Ansu, pudo ya el Barça tapar sus propias miserias. El gran interrogante es si esa vulgaridad a domicilio le puede dar para ganar esta liga. A uno le parece que no.

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