martes, 5 de noviembre de 2019

El Barça ya no sabe ganar ni en su propio estadio


El FC Barcelona cedió un empate a cero, a nada, en el Camp Nou. Ante el teórico rival débil del grupo de la muerte de esta Champions. Tampoco tiene suerte el equipo de la Ciudad Condal en cuestión de sorteos europeos. Le tocan dos huesos -Dortmund e Inter- y la supuesta perita en dulce -Slavia de Praga- es un demonio con cara de ángel. Fascinante el despliegue táctico y futbolístico que mostraron los checos en el Estadi. Defendieron con solidez, atacaron con cierta solvencia, solo les falló el remate. Las estadísticas dicen que son el equipo que más corre de este torneo, pero es que también es de los que mejor fútbol practican. Sus llegadas al área rival con seis y hasta siete hombres son dignas de estudio.


En la primera mitad los visitantes metieron el miedo en el cuerpo a la afición culé. Valverde, con un cambio de sistema -dispuso un 4-2-3-1, no supo frenar las acometidas del contrincante. De Jong no se sintió cómodo en el doble pivote, al lado de Busquets, y eso que el holandés sí que jugaba en esa posición en el Ajax. Tampoco Griezmann logró conectar ni una sola vez con Messi. El Slavia era mucho Slavia y se echó de menos a Suárez para fijar a los centrales. Solo reseñar un disparo de Leo, que se estrelló contra la cruceta, en una jugada en la que el rosarino se lo comió y se lo guisó.
Tras la reanudación el Barça se sacudió el dominio del rival, controló más el esférico y tuvo las mejores ocasiones para inaugurar el marcador. La brillante actuación del portero y un gol anulado a Vidal por un centímetro de fuera de juego de Messi, impidieron variar el resultado. En este segundo acto Semedo ya no entró tan cómodo por la banda derecha, ya que la lesión de Jordi Alba, le hizo cambiar de lateral. Los últimos minutos se consumieron con los azulgranas buscando la meta contraria, pero el electrónico permanecería inalterado. A pesar de ello seguirá liderando su grupo.

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