El FC Barcelona comenzó el 2017 siendo atracado en San Mamés. Lo que
antes llamaban "catedral", ahora no pasa de iglesia de pueblo,
plagada de feligreses que jalean agresiones de Aduriz, entradas criminales del
Amorebieta de turno, o simplemente se dedican a abuchear el sutil fútbol de
Iniesta o de Neymar.
Tampoco es que el Barça hiciese las
delicias de sus seguidores, empezó con el año nuevo con torrija, y solo una
genialidad de Messi le evitó la eliminación prematura en esta Copa del Rey, de
la cual es el amo y señor absoluto. Los de Valverde cortocircuitaron la salida
de balón de los culés, que dada la alta presión cometían más errores en la
entrega de lo habitual. De uno de ellos se aprovecharon los vascos para
inaugurar el marcador, Raúl García hizo un centro-globo para que Aduriz pusiera
en 1-0 de cabeza.
No habían transcurrido ni tres minutos cuando un Athletic crecido
volvía a robar el esférico cerca del área rival y en perfecta triangulación,
lograba el segundo tanto, tras disparo seco de Williams. Los de Luis Enrique
estaban noqueados, y más se quedarían cuando un eléctrico Neymar regateaba a
Etxeita en el área y este cometía uno de los penaltis más claros de la última
década. Así, con este asalto a mano armada, se llegaba al descanso.
Tras la reanudación Messi acortó
distancias con un magistral lanzamiento de falta. El Barça intentó la igualada,
pero los rojiblancos se defendieron como gato panza arriba, ni contra nueve
jugadores fueron capaces los catalanes de empatar este partido de ida (claro
que el Barça no quiso abusar y también jugó con nueve, poniendo en liza a André
Gomes y Alcácer). Quedan 90 minutos en el Camp Nou, y allí esperemos que no haya
más atracos y que pase el mejor.
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