En esta ocasión, el taconazo hacia atrás lo dio Gago y el remate a portería lo realizó Guti. Este muy lejos de Madrid, y aquel con pie y medio fuera, con liberación y sin tener que subyugarse al sátrapa de turno, dieron rienda suelta a sus comentarios y hablaron sin tapujos de la supremacía del FC Barcelona y de lo alejados que están los merengues del campeón de todo.
El argentino ha sido más protagonista por estas valoraciones que por todo lo que jugó la temporada pasada y el enganche del Besiktas está haciendo oposiciones para no recibir un partido homenaje en el Bernabéu, pero con semejantes declaraciones, seguro que se han quedado más a gusto que un arbusto. Además el exmadridista se vino arriba y rajó sobre lo poco que cuidan la cantera blanca, frente a lo bien explotada que está la culé; afirmó que Cristiano no está a la altura de Messi; y remató la faena aseverando que con la marcha de Valdano, el club pierde elegancia y estilo.
Vamos que entre los dos la han liado parda, esto me recuerda a un viejo proverbio árabe que viene a expresar que si un hombre te dice que pareces un camello, no le hagas caso; si te lo dicen dos, mírate en un espejo.




Liga, Copa y Supercopa, adornan ya las vitrinas del Museu del Camp Nou, lástima de esa Final Four de Barcelona, pero el balance de la temporada es de sobresaliente. En realidad mirando el conjunto de las secciones del Barça, ha sido una borrachera de títulos, mientras otros tomaban solo una copita.
No debería de extrañarnos, pues teniendo en cuenta la llegada de jugadores en la era Guardiola, más vale hacerlos con cautela. El dispendio en fichajes ha sido notable en estas últimas tres temporadas. Así tenemos la primera con las incorporaciones de Alves, Piqué, Henrique, Keita, Cáceres y Hleb. En torno a los 90 kilos. Sólo la mitad valieron para el Barça.



Se hace materialmente imprescindible una incorporación por línea, en orden a mantener la competitividad del equipo, si bien para ello hay unos responsables, con Guardiola a la cabeza, que conocen a la perfección el vestuario por dentro y las carencias del mismo. Y si bien mejorar la actual plantilla resulta cuanto menos complejo, se debe tratar por todos los medios de compensar lo que hay con lo que falta.