Venció
y convenció el FC Barcelona al Benfica (3-1) en el Estadio Lluís
Companys. Era el correspondiente partido de vuelta de octavos de final de
la Champions League, y el Barça demostró que es mejor, de largo, que el
Benfica. Y lo demostró jugando con diez en Lisboa y once contra once en la
Ciudad Condal. Fue una victoria con la mente puesta en el Doctor Miñarro,
que falleció repentinamente el pasado sábado, para dedicárselo a él, y sus
muchachos cumplieron a rajatabla, para estar orgulloso de ellos, claramente.
El
conjunto de Flick fue muy superior al equipo lisboeta. Los locales
comenzaron muy intensos, y jugando a las mil maravillas. Lamine Yamal
hacía de las suyas, aún más si cabe aprovechando la baja del lateral izquierdo,
Álvaro Carreras. De un jugadón suyo llegó el primer gol, asistencia del
chaval y golpeo cruzado exquisito de Raphinha, que inauguraba el
marcador ante su rival favorito. A los dos minutos empataba Otamendi a la
salida de un córner, fue lo único digno de mención de los visitantes. Otro eslálom
de Yamal, lo culminaba él mismo con un golazo por la escuadra, con una suavidad
digna de los futbolistas privilegiados. Lewandowski no supo aprovechar
la magia del “19” y erró un par de disparos a bocajarro, ambos impropios de un killer
como el polaco. Sí lo hizo mejor Raphinha, que resolvió con puntería una
contra iniciada por Balde. Ese 3-1 justo antes del descanso fue la
puntilla para los pupilos de Bruno Lage.
Tras la reanudación el Barça contemporizó, se dedicó a tocar y tocar, ante el poco empuje de las águilas rojas, que parece que se rindieron ante un rival potente y ante un adverso 4-1 en el global de la eliminatoria. A todo esto, el Barcelona aprovechó la coyuntura para realizar un carrusel de cambios, pensando ya en el relevante partido contra el Atlético en el Metropolitano. Así que los azulgranas ya están en cuartos de final y su rival saldrá del Lille-Borussia Dortmund
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