El FC Barcelona apareció sobre el césped del Estadio Lluís Companys con el objetivo de mantener el liderato de la liga, pero a los diez minutos, tras la expulsión del jugador de la Real Sociedad el partido quedó reducido a un mero entrenamiento con público. Los de Flick han puesto la directa, y con 18 puntos de los 18 últimos posibles aprovecharon la derrota del Madrid para seguir mandando en el campeonato doméstico. Los txuri urdín con muchas bajas, y con uno menos ya no fueron rival para un todopoderoso Barça, que movió la pelota a su antojo ante una desdibujada Real. Con una presión alta y un juego coral, los goles solo eran cuestión de tiempo. Inauguró el marcador Gerard Martín, y su cuenta como profesional también. Fue de tiro cruzado tras brillante jugada de Lamine Yamal, y asistencia de Dani Olmo. El propio Olmo asistió otra vez en el 2-0, para que casado metiese su primer gol con el Barça. Lamine y Olmo habían desatascado el partido con su enorme categoría, ni el viento que al principio soplaba fuerte en el estadio, acabó convirtiéndose, gracias a ese par de cracks, en un viento a favor para los azulgranas. Así se llegó al descanso, con Szczesny como espectador vip.
El segundo acto prosiguió los derroteros del primero con un Pedri imperial, volviendo a impartir cátedra por el centro y por la izquierda, y si no tenía suficiente con organizar a los suyos, se sacaba un zapatazo a la cruceta que merecía la ovación y el Peeedri, Peeedri,... del respetable. A balón parado llegó el segundo: una pelota perdida en el área pequeña la recogió Araujo para batir de cabeza a Remiro. El propio central uruguayo, que esta vez fue titular y capitán, lanzó un disparo desde fuera del área que desvió Lewandowski, convirtiéndolo en el cuarto de la tarde, a la hora de juego. El Barça ya no quiso hacer más sangre y respetó a los de Imanol hasta el final, durmiendo el encuentro y reservando jugadores y fuerzas para el envite de Champions del próximo miércoles contra el Benfica.
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