lunes, 11 de diciembre de 2023

Lewandowski no es el Cid, ni el Barça es el Barça

 

Perdió el FC Barcelona en su provisional Estadi Lluís Companys, y lo hizo de forma estrepitosa, cayendo ante el Girona por un contundente 2-4. Los de Míchel lideran LaLiga en solitario, y demostraron el porqué en casa de un rival directo. Si bien este Barça ya no es el Barça. Ni de lejos. De hecho, por momentos el Girona pareció al Barcelona de otras épocas gloriosas, no tan lejanas. Los visitantes jugaban con tal soltura, que parecían estar arropados por su público, triangulaban, tocaban de primeras, sabían cómo salir desde atrás con la pelota cosida a la bota, y si veían espacios lanzaban balones al espacio para coger las espaldas de los centrales azulgranas. Todo lo hicieron bien, y no es que el Barça lo hiciera todo mal, pero no le dio para igualar las fuerzas, ante un oponente superior.




Xavi no lo vio así, (cuando le comieron la tostada por las bandas, mientras Couto y Miguel se exhibían en los laterales, Xavi puso a Koundé por la derecha y a Cancelo por la izquierda, incomprensible). El egarense afirmó que su equipo jugó bien, y apostilló que “está en construcción”. Ni lo uno ni lo otro, está en depresión, más bien. Un estado depresivo que le trasladan tres atacantes ofuscados como Lewandowsky, Raphinha y Joao Félix. Los tres tienen algún partido bueno, de vez en cuando dan alguna alegría, pero ninguno muestra una continuidad de estrella, son buenos jugadores, solo eso. Y con eso no basta para el club más grande del planeta. Raphinha destacó en el Tottenham, pero es que los spurs no son el Barça. Joao desesperaba a Simeone en el Atleti, y a mí también, desaparece muchos periodos y muchos partidos. El Cholo quiere peloteros que estén enchufados. Y estoy con él, tiene razón.

De Lewandowski, ¿qué decir? El Cid ganaba batallas hasta estando muerto, pero el polaco no las gana ni medio muerto. Es un caso muy preocupante. Ya fue inquietante contra el Atlético, cuando hizo un hat-trick de fallos garrafales, resaltando el que remató con la nariz, un balón franco que le iba a la cabeza. Pudo ser puntual, pero si a la jornada siguiente Yamal te pone el centro que todo “9” cabeceador está anhelando, para empatar a tres en el último minuto y rematas con el hombro… pues la culerada se acongoja, porque ven 50 millones de euros invertidos en un jugador top en declive, y da vértigo. Y lo da porque si estos no te sacan las castañas del fuego, no lo van a hacer Ferrán Torres o Lamine Yamal con 17 años. Da mucho vértigo el panorama.

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