lunes, 22 de agosto de 2022

Victoria reconstituyente en Anoeta

 

Venció, goleó y convenció el FC Barcelona en San Sebastián (1-4) ante una Real Sociedad que le echó un pulso a los de Xavi durante una hora larga de encuentro, dio la cara ante su afición, pero al final se la partieron. Y es que tras el empate en el Camp Nou ante el Rayo, este Barça de palancas y urgencias necesitaba de un triunfo para curar las heridas de una temporada en la que se le va a exigir lo máximo en todas las competiciones en las que participe. Y esa exigencia va a provenir de todos los sectores del barcelonismo, no solamente de los aficionados.




Los culés saltaron al campo txuri urdin con cambios en los jugadores y en el dibujo táctico. Se dispuso desde las instancias técnicas un entramado con línea de tres en defensa y cuatro en caja en la medular para tratar de contrarrestar el rombo de los locales. Eso y un par de nombres novedosos: Ferrán por Rafinha “el bueno”, y a Jordi Alba lo sustituyó Balde. Este fue el primero en destapar el tarro de las esencias con una cabalgada desde el lateral izquierdo y una postrera asistencia a Lewandowski, que la aprovechó para inaugurar el electrónico. Ni un minuto se llevaba de partido cuando el delantero polaco celebraba por todo lo alto su 34 cumpleaños. Tampoco es que durase mucho la alegría, ya que en el minuto 5, una jugada una pérdida imperdonable de De Jong y con dos rebotes afortunados para los blanquiazules, les proporcionó el gol del empate, tras disparo mordido de Isak. Sin vacas sagradas sobre el césped el brazalete de capitán lo portó Ter Stegen, y vaya como ejerció de líder: evitó el segundo tanto casero en dos ocasiones, con dos intervenciones a disparos venenosos de Mikel Merino y de David Silva. Gracias a esas paradas meritorias se llegó al descanso con la igualdad en el marcador.

Tras el paso por vestuarios los dos equipos continuaron en la misma línea, esto es sin reservas y a por todas. La diferencia es que los de Imanol fueron bajando el nivel físico, y al Barça se le notó menos por su mayor posesión del esférico. Este bajón y los cambios de Xavi, brutalmente ofensivos, con la inclusión de una tacada de Rafinha y Ansu Fati, sirvieron para que diesen un empujón más. Ansu, nada más salir, dejó un taconazo antológico desde la frontal para dejar solo a Dembélé, y que este batiese de tiro raso y cruzado donde le hace pupa a Remiro y a cualquier otro guardameta. Corría el minuto 65 y quedaba mucha tela por cortar, aunque no tanta debió pensar Lewandowski cuando aprovechó otra asistencia del revolucionario Ansu para marcar solo ante el portero. Ese 1-3 ya hizo bajar los brazos a los donostiarras. Aunque todavía quedaba el cuarto de la noche para agrandar la goleada, fue Ansu Fati, el que redondeaba su magnífica media hora de juego, tras asistencia de Lewandowski. Dejando constancia de dos evidencias: que a este Barça no se le debe jugar de tú a tú, y de que la dupla Lewy-Ansu puede dar muchas alegrías en este curso.

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