domingo, 24 de octubre de 2021

Un pobre Barça cae ante un mediocre Madrid

 

El FC Barcelona cayó en su propio estadio por 1-2 ante un Madrid que no demostró nada del otro mundo, pero al que un par de destellos de Vinicius, una contra culminada por Alaba y un poco más de pegada que su eterno rival, le bastó, y casi sobró, para imponerse a un equipo azulgrana que no está para enfrentarse a equipos consolidados y contrastados, ni de aquí ni en el viejo continente.




Lejos quedan los clásicos en los que se palpaba la emoción en el ambiente, la rivalidad elevada a la enésima potencia. Poco o nada resta de aquella efervescencia futbolística que contagiaba a propios y extraños. Hasta uno extraña un tanto los duelos Messi-Mourinho. Sí, sí, han leído bien: Mourinho. Cualquier clase de picante vale con tal de poner salsa a los últimos muermos Barça-Madrid en los que cualquier tiempo pasado fue mejor.

Un Camp Nou en hora vespertina observó como los de Koeman no están para pelearle nada a nadie en la presente temporada. Duelos ganados en la última década siempre tenían como común denominador un Barcelona con los mejores en la delantera y con una medular excelente. Aquí no se dio ni lo uno ni lo otro. Los puntas no definen y los mediocampistas no dan la talla. Solo basta ver que a los blancos les basta con unos veteranos Modric y Kroos para comerte la tostada en la sala de máquinas.

Y eso que todo pudo haber dado un giro de 180 grados si Dest, un buen lateral reconvertido a extremo sin pegada, hubiese hecho lo fácil, empujar un balón a las mallas cuando estaba solo delante de Courtouis. El norteamericano escogió el camino difícil: tirarla a la tercera gradería. El que sí la colocó junto al palo, con contundencia y determinación, fue Alaba, para inaugurar el electrónico, justo cinco minutos después. Temblaron los cimientos del Estadi, por el zapatazo del central y por lo complicado de revertir el marcador.

Tras el paso por vestuarios salió el Barça con un punto más de intensidad. Le sirvió para inquietar a los de Ancelloti, para enardecer un tanto a los aficionados y poco más. El juego de conjunto se fue diluyendo y ni los cambios, ni Coutinho, ni la apuesta por el tronco Luuk de Jong, fueron suficientes para igualar la contienda. Lucas Vázquez asestó el golpe definitivo en el último minuto, y ya en el 96 Agüero convertía su primer gol con la zamarra azulgrana, para dejar el 1-2 definitivo y lacerante. Como ya dijo Piqué la temporada pasada “hemos perdido contra el peor Madrid en años”. Pues eso, más de lo mismo.

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