Del Geta al Jeta, pasando por Groucho

En un breve espacio de tiempo, en la agitada fiebre del sábado noche, el Barça pasó de vapulear al Geta (1-4), al vapuleo del Jeta, esto es, la rajada que profirió Mourinho contra sus jugadores, tras el fiasco de Sevilla. “No tengo equipo”, afirmó, y se quedó tan pancho. Una de dos, o ya está hastiado de entrenar al Madrid, o bien, es el paradigma de la estulticia integral. O ambas cosas.

Parafraseando al gran Groucho Marx: “estos son mis principios, si no le gustan tengo otros”. Este parece ser el leitmotiv del ególatra luso. Siempre con el discurso de culpar a los demás cuando las cosas van mal, y de ponerse medallas, autoproclamándose “el único”, cuando todo marcha sobre ruedas. Vergonzoso para una institución como la merengue, tener que tragar improperios y dedicar una sustancial partida del presupuesto a la compra de “rodilleras”. Máxime cuando han puesto a su disposición casi 500 millones de euros para fichajes, y se han cargado a todo el que importunaba al endiosado míster. Mou es el típico sujeto al que Florentino tiene ansias de contestarle: “Nunca olvido una cara, pero con la tuya voy a hacer una excepción”.

Y la movida madrileña ya empezó con anterioridad, cuando el ególatra luso 2, véase CR7, aseguró que “estaba triste”. Destapando así la caja de los truenos. Me recordó de nuevo a los hermanos Marx, cuando todavía trataban de hacerse un hueco en el mundo del espectáculo, y tenían a un muchacho que cantaba con ellos, Manny Linden, que un buen día les anunció que no era feliz, y que había un modo sencillo de atenuar su tristeza, el cual no era otro que subirle el salario. El genio del bigote le respondió que se podía ir al infierno. El vedetismo del cantante fue su tumba, y la sociedad fraternal ya saben que triunfó sin él. Esto es extrapolable al caso de los portugueses en el Bernabéu, con absoluta seguridad, o ¿a quién va usted a creer, a mí o a sus propios ojos?