viernes, 2 de mayo de 2025

El Inter saca un empate en el festival de Lamine Yamal

 FC Barcelona e Inter de Milán empataron a tres goles en el duelo espectacular que nos brindaron ambos conjuntos en el partido de ida de semifinales de la Champions League. Fue un encuentro disputado de poder a poder, entre dos colosos del fútbol mundial, cada uno con su manera de entender el deporte rey, exhibieron pegada y fragilidad defensiva a partes iguales. Lamine Yamal se coronó como la estrella más rutilante del panorama futbolístico actual, rescatando a los suyos tras ir perdiendo 0-2 en el minuto 21. Nadie en la historia del fútbol ha hecho lo que hace este muchacho con diecisiete años, el desparpajo y el desequilibrio que exhibe no se había visto nunca.

A los treinta segundos ya perdía el Barça, tras floja actuación de la zaga azulgrana y espectacular gol de tacón de Marcus Thuram. Los locales no encontraban el ritmo a pesar de los ánimos de la grada del Lluís Companys. En el primer córner que votó la escuadra neroazurri Dumfries marcó de acrobática tijera. Todo se nubló en ese instante con ese marcador tan adverso, pero emergió la figura de un niño de Mataró, que empezó a volver loco a su par y a los otros dos gorilas que le pusieron de apoyo para la marca. Anotó un golazo entre cuatro defensores ajustando el balón al palo largo. Y un minuto después realizó otra jugada inverosímil, haciendo equilibrios sobre la línea de fondo para lanzar un zurdazo que se estrelló contra el larguero. El público ya estaba enardecido con el empuje y el fulgor del canterano. Pedri la puso medida la cabeza de Raphinha para que este la matase y Ferrán entrando desde atrás igualase la contienda con un remate franco. El Barça había jugado una primera mitad espectacular en lo ofensivo, pero llegaba al descanso con el marcador igualado y con la lesión del héroe de la Copa del Rey, Jules Kounde, que hasta la fecha parecía indestructible.




El Inter adelantó líneas y se manejó mejor en el partido consiguiendo quitar efervescencia a los locales. Al Barça le costaba más llegar a la meta de Sommer y los italianos mejoraron sus prestaciones en la medular. En el segundo córner que lanzaron los visitantes, volvieron a penalizar al Barça con otro gol de Dumfries, y una mala salida de Szczęsny. Lo arregló Raphinha al rato, tras jugada ensayada en la que Lamine dejó pasar el balón entre las piernas y Raphinha metió un zurdazo mortal de necesidad, que dio en el larguero e introdujo Sommer en su propia portería. Mkhitaryan a punto estuvo de anotar el cuarto, pero lo anuló el VAR por fuera de juego de escasos centímetros. Los culés lo celebraron como si de un gol se tratase. Lamine volvió a estrellarse con el palo, en una vaselina que casi culmina la remontada, pero esta no se produjo y todo se decidirá en Milán. Como aseveró Flick: será una final antes de la final de Munich.


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