martes, 23 de mayo de 2023

El Barça va de vacaciones a Valladolid

 

No se sabe si es normal o no, pero el caso es que cuando uno ha ganado la Liga se relaja de tal manera que un equipo casi desahuciado y con un pie en Segunda te pega un meneo como si fuese el Bayern en sus mejores tiempos. Al FC Barcelona le pasa esto. Ha entrado en un estado de relajación tal que el Real Valladolid le puede pegar un repaso de tomo y lomo. Y no, no es Anfield, es el José Zorrilla. Pero también entra dentro de la lógica si tu planteamiento estrella es ubicar a Eric García de mediocentro. Te caen hostias por todas partes. Y ya se sabe que el ex del City lo puede hacer mal en cualquier posición, pero en el medio del campo es un absoluto desastre. El que más sufre esta desmotivación conjunta es el bueno de Ter Stegen, que podía tener en su portería un récord para la historia, y se va a tener que conformar con un récord compartido.




Todo empezó a torcerse a los dos minutos de juego, para mayor alegría de la afición blanquivioleta Christensen introducía el esférico en su propia portería, al tratar de despejar un centro de Machís que llevaba veneno. Aún así los de Xavi trataban de jugarla y llegaban al área de Masip. La tuvo Rapinha, pero acto seguido Eric García hizo un penalti que casi ni fue, pero hasta un servidor lo habría pitado dadas las nulas protestas del propio jugador culé. Ni sangre para discutir esa polémica decisión arbitral. El 2-0 anotado por Larin ponía las cosas muy cuesta arriba para un equipo visitante apático, y solo habían transcurrido veinte minutos de juego. Parecía que los azulgranas iban por buen camino para finiquitar la racha de cinco derrotas consecutivas de su rival.

Tras la reanudación entraron Kessié e Iñaki Peña y como se preveía con esta pareja tampoco hubo un cambio sustancial. Las lesiones de los locales Joaquín y Mesa no les mermaron un ápice, de hecho, acariciaron el tercer gol cuando el centro de Gonzalo Plata se estrelló en el palo. Sí lo encontró el propio Plata tras asistencia de Larin. En principio se anuló por fuera de juego, pero no, ahí estaba de nuevo Eric García para romperlo. El marcador ya era bochornoso para todo un Barça campeón, así que el pichichi Lewandowski decidió maquillarlo con un tanto en el 84. Si bien no lava esa penosa imagen que dejó en Pucela y que bajo ningún concepto puede permitirse todo un Barcelona.

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