Cuando todavía resuenan los ecos del “jeresusto” del sábado en liga ante el Jerez, el Barça y todos sus seguidores a nivel mundial, empezamos a poner los dos ojos y todos los sentidos en la vuelta de semifinales de Champions ante el Inter. Sabiendo de la dificultad de la empresa, pues remontar un 3-1 a un equipo del Calcio y además entrenado por el rácano y ultradefensivo Mourinho, elevan aún más el grado de complejidad del envite. Los italianos tienen todo a favor para llegar a la finalísima del Bernabéu, salvo un par detalles, de los cuales empiezan ahora a tomar conciencia: que van a jugar en el mejor estadio del mundo, el Camp Nou y frente al mejor equipo de la historia, el Fútbol Club Barcelona.
Una ventaja más con la que cuentan los de Guardiola, es que cada minuto que pasa, su grado de convencimiento aumenta de forma directamente proporcional al acongoje que sufren los del Inter cada vez que se acerca la hora del partido. Y va in crescendo, muy lentamente, pero in crescendo. Y esa lentitud, como decía Sócrates, procede del que se dispone a efectuar grandes obras. Y su vez contrasta con la celeridad y rapidez que exigirá el partidazo del miércoles, la gran obra impregnada de talento que se dispone a acometer el Barça, la remontada internazionale.
Si alguien puede hacerlo, ese es el Barça. Vamos que podemos. ¡Visca el Barça!
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