Si ya de por sí, no se necesitarían más que estos alicientes, llega el partido con el añadido del levantamiento de la sanción a Kameni auspiciada por un comité puesto en entredicho, pues permiten jugar a un portero que ha derribado al último jugador y lo ha lesionado para dos meses. Los tentáculos del florentinismo, la caterva cibelesca y el relañato, son alargadísimos.
El FC Barcelona, abstraído de estas circunstancias baladíes, llega con la genuina motivación de defender su legítima primera posición en la liga. Arriba a Cornellá con un Pedro en plan estelar y con un Messi capaz de anotar el sólo más goles que todo el Espanyol junto (27 goles del argentino por 26 de los blanquiazules). Este constatable dato y que Valdés lleva tan sólo 19 goles encajados en esta competición, harían susceptible presuponer un choque desigual, pero esto es un derby, y puede pasar de todo. O casi.
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