Ni los más pesimistas del lugar podrían imaginar este desenlace tras los dos primeros encuentros disputados en casa del líder de la liga regular, un Barcelona que no perdía en su cancha desde tiempos inmemoriales y ahora de repente, lo hace y por partida doble. Inexplicable. Ahora me gustaría ver las explicaciones de los gurú-profetas del baloncesto, tipo Trecet, que pronosticaban un 3-0 para los azulgranas.
Y en verdad la cosa tiene miga, pues el actual campeón de Europa, el vigente triunfador en la Copa del Rey, el superequipazo del Barça, está contra las cuerdas, pero contra todas las cuerdas, incluída la soga que pende sobre el cuello del ahorcado. Y así se volvieron a mostrar ayer los muchachos de Xavi Pascual, ahogados por la asfixiante defensa de los vitorianos que no les permite hacer su juego. Maniatan a Navarro, cortan las vías de pase a Ricky, hacen sobremarcajes a Lorbek, fuerzan malas posiciones de tiro de Basile, desesperan a Mickeal, dos contra unos durísimos en el poste bajo para los pivots blaugranas, les sale todo, y claro el Barça se siente incómodo hasta en su propio pabellón.
Al Regal que siempre mandó en el marcador a lo largo y ancho del encuentro, se le hizo de noche en el último cuarto, mientras que el Caja Laboral, que siempre fue a remolque, estuvo agazapado hasta dar el zarpazo definitivo en los momentos postreros, cuando el Barça ya no pudo, no supo reaccionar. Ahora la serie llega a Vitoria, a la caldera del Buesa Arena, donde los baskonistas tendrán dos opciones para rematar la sorpresa, bueno cada vez menos sorpresa y más realidad.
Nos queda felicitar al Baskonia por estos dos magníficos partidos que ha ganado al Barça, en gran parte gracias a la pizarra de Dusko. Y desear suerte al Barça en el tercer partido. Aunque sólo una vez los azulgranas remontaron un 0-1 (contra Unicaja Málaga) en una final, nadie remontó nunca un 0-2.
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