Uno
de los mejores partidos del FC Barcelona de los últimos tiempos se
volvió a saldar con sufrimiento, agonía y victoria en los minutos finales. Se
impuso con justicia en el Benito Villamarín, donde nadie había ganado esta temporada,
por 2-4, dejando al Real Betis con la miel en los labios, ya que el
conjunto verdiblanco había conseguido igualar un encuentro que le había puesto
cuesta arriba con el 0-2. Un inspirado Isco había materializado dos tantos en
tres minutos para algarabía del feudo bético. Y pudo haber dado la vuelta al
marcador, ya que el conjunto de Xavi se quedó noqueado tras comprobar que,
tras una hora de juego brillante, solo sacaban un punto de Sevilla.
El
Barça salió con su tridente de jugones en la medular, De Jong, Gündogan
y Pedri, un trío indiscutible al que Xavi da por titularísimo para poder
aplicar sus directrices de toque y control. Y la combinación funcionó pues los
azulgranas dominaban a los locales, haciendo un fútbol reseñable, y llegaban a
la puerta contraria con profundidad y peligro. Ferrán inauguró el
electrónico tras un pase de la muerte de Pedri. Con este resultado se llegaría
al descanso, puesto que el zurdazo de Lamine Yamal se estrelló contra el
poste y el gol de Lewandowski fue anulado por fuera de juego.
El
paso por vestuarios se supone que iba a beneficiar a los verdiblancos, pues
acabaron pidiendo la hora, pero el Barça siguió a lo suyo con las mismas armas
que tan buen resultado le dieron en el primer acto. Solo que dos zarpazos de Isco,
uno de zapatazo a bote pronto y otro de vaselina, igualaron la contienda. Como
el Barça quedó tocado Xavi agitó el banquillo, entraron Vitor Roque y
Joao Félix, al brasileño todavía se le está esperando, no ha dejado ni un
pequeño detalle al que agarrarse, pero el portugués soltó la de cal y con un
tiro combado con el exterior de su pie bueno, la ajustó al palo desde la
frontal anotando el tercero en el 90. La sentencia definitiva, y su hat-trick
particular, la culminó Ferrán con una cabalgada que resolvió mano a mano con
una vaselina sutil. Era el cuarto, el de la tranquilidad, y el que sigue
dejando al Barça en la carrera por la Liga. (Si los árbitros no persisten en
regalársela al Madrid).
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