Enorme
partido el disputado por los Reyes de Copas: el Athletic Club (23 títulos)
y el FC Barcelona (31 títulos), que se saldó con un triunfo de los
bilbaínos por 4-2. Fue en la prórroga donde se decidió el semifinalista de la
Copa del Rey, jugada a partido único, dado que el marcador al término de los 90
minutos reglamentarios se había saldado con un empate a dos goles. Se adelantó primero
el conjunto rojiblanco, fue un gol tempranero de Guruzeta donde se
vieron reflejados varios de los problemas que acucian al Barça de Xavi esta
temporada: falta de concentración, defensa de plastilina, torrija colectiva y…
¿cuándo vuelve Ter Stegen? Encajar a los 36 segundos desespera al más
pintado. Pero el Barça supo sobreponerse al resultado adverso y la presión de
los leones y de la grada.
Los
azulgranas supieron templar el partido y paulatinamente fueron afilando las
garras. Eso a pesar de la fea lesión de Balde en el minuto 20. Reaccionando
con la grandeza que aún exhibe en el escudo, y con goles de Lewandowski,
tras rebote en el área pequeña, y de Lamine Yamal, de zurdazo colocado
al palo largo. Con esa victoria momentánea se llegó al descanso. En la
reanudación los visitantes volvieron a las andadas y se dejaron igualar a los
cuatro minutos, gracias a un cabezazo de Sancet, tras medido centro de Nico
Williams. A partir de ahí los de Valverde se lo creyeron, tuvieron
mejores ocasiones para desequilibrar la contienda, pero erraron en la definición.
También es cierto que Yamal pudo matar el partido, pues en dos contras estuvo
mano a mano con el portero y en ambas echó la pelota fuera.
En
la prórroga minutos de tanteo. El Barça la tocaba más, pero pareciendo
contemporizar. Cuando quedaban unos segundos para el final de la primera parte
de la prórroga, error garrafal de la zaga que pierde el balón inexplicablemente,
lo cual lo aprovechó Iñaki Williams para marcar el tercero. Con el Barcelona
volcado, llegó el tanto de Nico, para mayor gloria de la familia Williams,
poniendo la rúbrica a un partidazo disputado de poder a poder.
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