A
pesar del sólido partido disputado por Osasuna, el FC Barcelona
logró imponerse a los navarros por 2-0 y clasificarse para la final de esta Supercopa
de España, que se disputa en Arabia. No lo tuvieron fácil los de Xavi,
que no encontraban los huecos en la tupida zaga pamplonica, la cual aglutinaba
cinco defensores agazapados alrededor de su portero, no daban opciones ni
espacios a los De Jong, Gündogan y compañía. La veloz circulación de la
pelota tras el paso por vestuarios fue clave para inaugurar el electrónico y
allanar el duelo.
Los
de Jagoba Arrasate cumplieron a rajatabla con la pizarra, fueron voraces en la
zaga y presionantes en la medular. El Barça tenía el control del esférico, pero
no había profundidad, ni circulación alta del balón. Ni tan siquiera Balde,
que es una bala, se atrevía a esprintar en profundidad por el extremo izquierdo.
Aún con todo, los azulgranas tuvieron alguna oportunidad de marcar, pero ni Lewandowski,
con dos remates fallidos, ni Ferrán Torres, tenían el punto de mira afinado.
Tras
la reanudación el Barcelona mejoró ostensiblemente, el balón fluía con soltura
y el cansancio de los rojillos también ayudaba a encontrar los espacios, las
penetraciones hasta la línea de fondo y los remates, que cada vez eran más susceptibles
de horadar la meta de Sergio Herrera. Lo consiguió Lewy que disparó raso
y alejado de los guantes del meta navarro. Xavi tenía planeados cambios
ofensivos, y aún con el gol a favor, los introdujo: metió a Lamine Yamal
y a Joao Félix, y ambos significaron un plus ofensivo, entre los dos
fabricaron el segundo gol, jugadón del portugués y asistencia para el extremo
convirtiese la diana definitiva. El Barça jugará la final el domingo, repitiendo
la del año pasado, que ganó, contra el eterno rival.
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