El FC Barcelona se impuso al Mallorca en el impracticable césped del Iberostar por 2 a 0. Lo hizo a pesar de la negligencia de Ayza Gámez, que expulsó por una inexistente mano a Thiago, y dejó jugando al Barça con uno menos, durante casi 40 minutos. Aún así, con todo en contra, los de Guardiola sí que supieron ganar con diez. Lo hicieron con autoridad, con dominio, sin protestar, ni llorar, sin necesidad de llamar “hijo de puta” al árbitro, y sin hablar de “robo”, cuando en esta ocasión sí que hubo uno de verdad.
Los catalanes dominaron a los bermellones durante los 95 minutos del duelo, en ningún momento los de casa dieron sensación de poder retener algún punto en su isla. Los azulgranas fueron muy superiores, tanto en igualdad, como en inferioridad, en el patatal mallorquín.
Sin demasiados alardes ofensivos, notándose la ausencia de Alves por la derecha, y la de Xavi en la medular. Sus sustitutos, Pedro por el extremo, y Thiago por el de Tarrasa, casi no tuvieron presencia. Aún así, un disparo de Messi se encontró con la cara de Aouate, y luego llegó el gol culé, de un lanzamiento de falta del megacrack argentino, que no llegó a peinar Alexis. El propio chileno pegaba después un zambombazo, que se estrellaba en el larguero.
En la reanudación llegó el fallo garrafal del árbitro, que dejó a los blaugranas con uno menos. Pep corrigió la disposición defensiva, metió a Montoya, pasando la línea de zagueros a formar con cuatro efectivos. Ahí emergió la figura de Andrés Iniesta, que se echó el equipo a la espalda, controló el cuero, contemporizó el tempo del partido y se erigió en el comodín en el cual se apoyaron sus compañeros. Leo se asoció con el de Fuentealbilla para sostener al Barça, en un zurdazo cruzado de los suyos, se topó con la madera, que evitó el doblete del pibe, pero el rechace lo envió Piqué al fondo de las mallas. El central, más entonado que de costumbre, sentenció el choque. Los tres puntos viajaron a Barcelona, tras una complicada salida.