La Argentina de Messi levantó la
Copa del Mundo en Qatar. Derrotó en los penaltis a una Francia anodina, que, eso sí, despertó a tiempo para igualar por dos veces el duelo, pero no pudo con la
fatídica tanda desde los once metros. Argentina fue mejor durante la mayor
parte de la finalísima, desarboló a los de Deschamps y mereció llevarse el trofeo por su juego y su coraje. El
2-2 tras los 90 minutos reglamentarios, y el posterior empate a tres tras la correspondiente
prórroga, no hicieron justicia a los méritos de unos, los albicelestes, y los
deméritos de otros, “les bleus”.
Lionel Messi fue nombrado mejor jugador
de la final, mejor jugador del torneo y, como capitán, levantó el entorchado
dorado, que le acredita como campeón del mundo, y como mejor futbolista de la
historia. Algo que unos pocos, -uno no se encuentra entre ellos-, le negaban
porque no tenía un mundial en su palmarés, como sí lo acreditaba Diego Armando Maradona.
Pues bien, ahí lo tenéis, para los no creyentes en el D10S Messi. Todo Buenos Aires,
todo Rosario, toda Argentina, se echaron a las calles, y casi todo el planeta
hizo lo propio. Y decimos casi, porque faltaban los resentidos sociales y deportivos,
no lo celebró la España resentida, la España de la caverna, la de los franquistas, todos estos españoles, minoritarios en este maravilloso país, todo hay que decirlo, que estuvieron apoyando a una Francia a la tradicionalmente se ha
vilipendiado, no importa, hay que ser anti, antifútbol, antiMessi, antiTODO.
Sí lo celebramos los amantes del fútbol,
del deporte, los que creían que el fútbol le debía una a Lionel Messi, los que
rezaban por la justicia divina, los que no son envidiosos ni ególatras, los que
salieron de la cueva hace mucho, y solo se centran en la esencia del deporte
rey. Y así la noche del domingo unos celebramos por todo el globo terráqueo y
otros, en especial la España resentida, se fueron a la cama cabreados y escocidos,
sobre todo escocidos, pero eso sí, todos nos acostamos sabiendo que el más
grande de la historia del fútbol se llama Don Lionel Messi.