El
FC Barcelona, guiado por un Messi estelar, se plantó
en su quinta final de Copa del Rey consecutiva. Dejó en la cuneta a
un correcto Valencia que no fue capaz de marcarle un gol a
Cillesen en las tres horas de juego que duraron estas semifinales
del torneo del KO. Se las prometían felices los chés con la trascendencia de la caldera de Mestalla, pero los azulgranas supieron
contener los primeros envites del duelo y salvo un cabezazo al
larguero de Rodrigo no inquietaron en demasía a la zaga culé.
Por
si fuera poco la contención, casi tediosa para el rival, de Busquets
y Rakitic, al
genio Messi le dio por dirigir la orquesta, tocándola, gambeteando a
diestro y siniestro, y sacando el máximo rendimiento a sus
compañeros, a todos menos a André Gomes, que volvió a ser
un lastre para los suyos y el Barça lo acusó los primeros 45
minutos, prácticamente jugó con uno menos dada la displicencia
del portugués. Al descanso sería sustituido por Coutinho y
el decorado cambió sobremanera.
Tras
la reanudación fue el propio brasileño el que inauguró el
electrónico tras espectacular jugada de Luis Suárez por
banda izquierda. Su centro medido lo empalmó el ex del Liverpool, cruzándola
al poste contrario. Corría el minuto 50 y la tranquilidad se
instauró en el equipo de Valverde, pues los locales
necesitaban marcar tres tantos a un equipo que recibe muy pocos.
Tampoco están los del Turia para tirar cohetes, con esta acumulan seis derrotas consecutivas y ese estado de ánimo lo aprovechó de nuevo
Suárez “el peleón” para robar la cartera a Gabriel y dar
el pase de la muerte a Rakitic, dejando el definitivo 0-2 en el
marcador. Debutó Yerry Mina en sustitución de un
infranqueable Piqué, y el FC Barcelona estará en la final
porque este club es la ambición por antonomasia.
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