El
Espanyol se las prometía muy felices bajo el diluvio en
Cornellà-El Prat tras ponerse por delante con un gol del canterano
Gerard Moreno en el minuto 66. Pero las vueltas que da la vida, ese
karma, esa ley cósmica de retribución que pone a cada uno en su
sitio, colocó a todo una afición perica en su lugar, no en Cornellà
(que también) sin esa victoria que ya saboreaban, pero que un
testarazo de su “queridísimo” Gerard Piqué en los
minutos postreros les dejaba sin esos tres puntos que tanto anhelaban
contra el FC Barcelona.
Dispuso
Valverde un once sin
Messi, y un equipo sin el mejor jugador del mundo ya es menos
equipo. El Barça dominaba al rival metropolitano en posesión y en
ritmo de encuentro, pero sin profundidad y sin peligro aparente.
Excepción hecha de un tremendo lanzamiento de Coutinho que se
estrelló en la cruceta. Los locales se acercaban a la meta de Ter
Stegen con alguna incursión de Batistao. Con esos
parámetros el marcador permaneció inamovible al descanso.
En
el segundo acto la lluvia arreció y el césped no drenó lo
suficiente. Saltó Messi a la hora de juego, si bien con tanto charco
la calidad del rosarino no era susceptible de aparecer. Se adelantó
el conjunto de Sánchez Flores, tras medido centro de Sergio
García y certero cabezazo de Moreno. Volvieron al césped los dos
laterales titulares Sergi Roberto y
Jordi Alba, y con ello los azulgranas mejoraron. Cuando el
terreno de juego ya estaba impracticable llegó el tanto de Piqué a
la salida de un córner. El central culé, karma mediante, mandó
callar a esa afición que tanto insulta impunemente a su familia,
mandó callar a todos los pericos del mundo y en especial a los de
Cornellà.
No hay comentarios:
Publicar un comentario