El FC Barcelona empató a cero con la Juventus en el Camp Nou,
quedando eliminado en cuartos de esta Champions League. El 3-0 de la ida dejó
muy tocado al Barça, y al propio Luis Enrique, que prácticamente se suicidó en
Turín con aquella fatídica línea de tres con Mathieu en la izquierda. Todavía
tiene uno sudores fríos cuando recuerda al defensa francés tratando de parar por su banda a Cuadrado, Dybala y
a veces Alves. Hoy el técnico asturiano volvió a la normalidad, con el once de
gala. Pero ya era tarde, los tres tantos de los italianos pesaban como una losa
y los reyes del catenaccio no dieron
facilidad alguna.
El muro bianconero fue demasiado para un Barça que no fue capaz de hacer ni
un solo gol en 180 minutos. Algo debieron hacer mal los culés y mucho debieron
hacer bien los líderes de la Serie A italiana. Esta vuelta el conjunto catalán
la jugó mejor que la ida, pero ya era tarde, tras el catastrófico partido de la
ida. Se sujetó bien a Higuaín y mejor a Dybala, al que Umtiti secó, instalado
en la línea de cuatro. Busquets mejoró una circulación de pelota que no existió
hace una semana. Pero se volvió a errar en los metros finales, ni Messi, ni
Neymar, ni Suárez comprobaron si Buffon tenía manos blandas o no.
El sueño de la Champions se evaporó
una vez más, y ya son demasiadas para un equipo que tiene al mejor jugador del
mundo, y también a Neymar. Y es que el rey del fútbol, Messi, ha ganado una de
las seis últimas "orejonas", un dato que invita a la reflexión, a que
muchas cosas no se han hecho bien, sobre todo en los refuerzos de la medular,
que han sido un lastre. Toca hacer autocrítica y que la directiva tome
decisiones sin que le tiemble el pulso. Esto es el FC Barcelona. ¡Visca el
Barça!
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