El FC Barcelona no supo sentenciar la eliminatoria copera ante un buen Madrid, y tras dar una nueva exhibición
futbolística contra el eterno rival en su propia casa, no liquidó el partido,
ni supo poner la puntilla a un equipo blanco herido, que plantó cara con una zaga de circunstancias. Así pues, como era de
esperar, todo se decidirá en la vuelta a disputar en el Camp Nou el 27 de febrero.
Roura
no hizo experimentos
con gaseosa, fue a lo práctico: el equipo de gala con Pinto, que para algo es el portero de la Copa, y el gaditano hizo
un paradón a disparo de falta de Cristiano,
nada más comenzar el choque. Los locales salieron con más empuje y su presión
adelantada dificultaba la salida del balón de los azulgranas, disponiendo de las primeras
ocasiones de gol, no demasiado claras, pero llevando mucho peligro. El Barça
sin hacer nada del otro mundo en esta primera mitad, tiró al travesaño por mediación de Xavi, y el propio egarense pudo
inaugurar el electrónico, pero su chut lo sacó Varane bajo palos.
En la reanudación el Barcelona se hizo
con el control absoluto del partido y se adelantó con gol de Cesc, tras pase de Messi. Las ocasiones se iban sucediendo y el Madrid en su afán por
igualar la contienda dejaba muchos espacios, lo que propició varias contras
culés, que no fructificaron. Y cuando perdonas ya se sabe, Varane puso el empate, tras cabezazo de jugada a balón parado. El 1-1 con el que finalizó este choque de trenes
no hizo justicia a las ocasiones y al fútbol de unos y otros. A nadie le
hubiese extrañado si el marcador al terminar fuese un 2-6, como aquel famoso de Mayo de 2009, pero Alba, Pedro y
Cesc, este por partida doble, fallaron en sus mano a mano con Diego López.
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