Ni
de local, ni jugando contra el penúltimo de LaLiga, ni nada de nada. Sin
fútbol, sin garra, sin ilusión, … sin nada a qué aferrarse. Esto es lo que nos
ofrece el actual FC Barcelona. Un equipo ramplón, sin alma, con
estrellas que no brillan y con un central de improvisado medio centro. Y puede
que ahí radique la diatriba, que hay mucha improvisación en el club azulgrana. Lo
que comentaba Xavi del equipo en construcción, uno piensa que no llega
ni a eso, porque el Camp Nou sí está en construcción, se vislumbra, se
palpa, pero el equipo, lo que es el equipo en sí, ni se palpa ni se vislumbra.
Contra
el Granada, el penúltimo de la tabla, que apenas sí ha ganado un par de
partidos, parecía que enfrente tenían al Chelsea, ni ideas para desarbolar la
defensa, ni rapidez para descomponer el 5-4-1 del rival. Aún con el desbarajuste
mayúsculo se adelantó el Barça con un gol de Lamine Yamal en el minuto 14.
El jovencísimo extremo parece el único enchufado de todo el grupo. Pero ni
encarrilando el partido saben los catalanes ejercer el control sobre el mismo. Así
llegarían hasta tres goles de los granadinos, y eso a pesar de la vuelta a la
portería de Ter Stegen. El primero significó el empate al borde del descanso,
obra de Ricard. De esos mazazos psicológicos a los que este Barcelona no está
preparado para afrontar.
Tras
la reanudación los locales siguieron aturdidos. Y con tanto lesionado tampoco
es que se pueda encontrar el revulsivo idóneo para revertir situaciones
delicadas. A la hora de juego marcó Pellistri, el Barça respondió a los tres
minutos con tanto de Lewandowski, pero hizo lo propio Miquel para los andaluces.
Este Barcelona se desangra en la defensa. Es frágil como un cristal. Sacó la
garra Lamine, robó un balón al acabado Callejón en la misma frontal del área y
soltó un zurdazo raso y ajustado al poste. Era el definitivo 3-3 que daba más
alegría al Granada que al Barça. Lógico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario