El FC Barcelona cedió un empate
en el Camp Nou ante un Espanyol inferior, que supo estar en el
partido y buscar un resquicio con el que poder sacar un valioso empate a su gran rival barcelonés. El 1-1 final hace justicia a los deméritos de un Barça
que no supo cerrar el partido, de hecho con Xavi esta situación se ha
repetido en más ocasiones de las deseadas, no se materializa el dominio ni las
ocasiones y se acaban cediendo puntos, a veces con un penalti insulso, como en
esta ocasión.
No merece la pena extenderse demasiado con
el miserable arbitraje de Mateu Lahoz, un árbitro que ya privó al Barça de
una liga, en una última jornada contra el Atlético, y que siempre quiere ser la
novia en la boda y el muerto en el entierro. Un pésimo colegiado que se las da
de dialogante pero que sacó nada menos que 14 tarjetas amarillas y 2 rojas. Una
deshonra para la profesión. Pero eso no es óbice para que el cuadro azulgrana
no diese el do de pecho y sacase los tres puntos vitales que la mayoría esperaba
de todo un líder de LaLiga, ante un equipo periquito pobre, que ocupa las
últimas posiciones de la misma.
No parecía que los blanquiazules iban a
ser demasiado rival para los locales, y ya se vio en los compases iniciales. Y
se refrendó con el tanto de Marcos Alonso a los 6 minutos, tras un efectivo
cabezazo en el área pequeña. El Barça dominaba el duelo, incluso se exhibía en ocasiones,
mientras los de Diego Martínez plantaban el autobús en el Estadi,
minimizando pérdidas, y siempre metidos en el partido por la falta de pólvora
de los delanteros culés. Ni el indultado Lewandowski tenía el punto de
mira afinado, y el gol de la sentencia no llegaba.
Tras la reanudación no cambió el decorado,
los pericos seguían agazapados en torno a su portero, mientras el Barcelona
seguía inclinando el campo hacia su oponente. La situación parecía controlada
para los de Xavi, pero un pisotón de Marcos Alonso sobre Joselu, que no
estaba en el guión, sirvió al propio Joselu para lograr la igualada. Para
entonces Mateu ya había comenzado su recital de tarjetas, expulsando a Jordi
Alba. Aún con diez el Barça fue mejor que el Espanyol. La tuvieron Christensen
y Lewi, pero se toparon con Álvaro Fernández. Y el marcador ya no
se movió. El Barça cierra el año como líder, pero a buen seguro habría preferido
acabarlo como líder en solitario.
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