El
FC Barcelona, de la mano de su megaestrella Lionel Messi,
dio un paso de gigante para jugar la final de la Champions al
derrotar por 3-0 al Liverpool. Fue en el templo del Camp
Nou, ese que Jurgen Klopp no considera como tal, pero que
se le cayó encima como una losa de cemento, aplastándolo a él y a
sus “reds” en una semifinal que tuvo de todo, incluyendo grandes
dosis de fortuna para los culés.
Salió
Valverde receloso y conservador, con Vidal en
sustitución de Arthur,
y Coutinho en lugar de Dembélé. Los ingleses
asustaban por su versatilidad y rapidez de movimientos. El marcador
final no hace justicia a los merecimientos de los visitantes, que se
vuelven a casa con una derrota difícil de digerir. Y es que fueron
mejores en muchas fases del encuentro, inclusive ganando la posesión
(52%) al Barça, que no la perdía en Champions desde hacía 5
años.
Los
azulgranas no se encontraron cómodos en todo el partido, el esférico
no circulaba con su habitual velocidad y los visitantes se movían
como pez en el agua, con una presión alta, que dificultaba la salida
de balón de Rakitic, Busquets y Vidal, y con contras que
ponían en aprietos a la zaga barcelonista. Ahora bien el Barça
puede estar agazapado y trémulo, pero siempre tiene veneno, lo
exhibieron Jordi Alba y Suárez en una conexión
vertiginosa para inaugurar el marcador. A los ingleses les hizo pupa
y se fueron heridos a los vestuarios.
Tras
la reanudación el Liverpool hizo sufrir a los locales, incrementando
el ritmo en busca de un gol, que se lo iban a negar, por este orden,
Ter Stegen, Rakitic y el poste. El portero alemán fue de los
mejores del Barça, frustrando varios remates de los ingleses. El
croata sacó un balón de la línea de gol, y posteriormente el
incisivo Salah se topó con la madera en un tiro a bocajarro.
Previamente Messi ya había demostrado quién es el mejor
futbolista de la historia, anotando el segundo a puerta vacía y con
un lanzamiento de falta estratosférico, solo al alcance de los
elegidos. Desde 29 metros la clavó el líder rosarino por toda la escuadra
de Alisson. Rubricando ese valioso 3-0, que a
falta del partido de vuelta en Anfield, coloca al FC Barcelona
con un pie en la final del Wanda Metropolitano.
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