Cayó
el FC Barcelona en su visita al Celta de Vigo (2-0),
algo previsible, con el título de Liga en las vitrinas del Museu,
ya que Valverde reservaba a los once titulares para el decisivo
partido frente al Liverpool. Lo que no estaba en el guión era que
Dembélé se rompiese a los tres minutos de partido, esto
trastocaba los planes para este encuentro y para el de Champions.
Con
los suplentes y jugadores del Barça B el técnico cacereño
minimizaba riesgos innecesarios, pero también ponía en dificultad
sacar algo positivo del estadio celtiña. Los locales más
necesitados de puntos para asegurar la permanencia fueron superiores
a los culés, además se notaba que le ponían más ímpetu a las
acciones y eso a la postre se reflejaría en el marcador.
El
Celta homenajeó al campeón haciéndole el pasillo protocolario,
pero esa fue la única concesión de los Aspas, Maxi Gómez
y compañía. Y eso que la medular azulgrana exhibía quilates de
precisión con Arthur, Aleñá y
Puig, pero aún así se les hacía complejo conectar con una
delantera sin brillo, con Boateng es harto difícil generar peligro.
Como los celestes tampoco inquietaban en demasía la meta defendía
por Cillesen se llegó al descanso con el electrónico
inamovible.
Tras
la reanudación los de Escribá salieron a por todas. Anotaron un
gol, anulado por el VAR por fuera de juego milimétrico, pero ya
vislumbraron el camino. Maxi Gómez anotaba acrobáticamente tras
centro de Budebouz, y Aspas de penalti rubricaba el merecido triunfo.
El Barça daba todo por bueno, menos la lesión de Dembélé.
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