Se
presentaba el FC Barcelona en un campo de los difíciles de
esta Liga con varios hándicaps, entre ellos la ausencia del único
lateral izquierdo de la plantilla, Jordi Alba, y la presencia
en el once de un Messi que no está al cien por cien. También
se podría añadir la poca incidencia de un displicente Coutinho,
y en el encuentro de hoy se vio un desacertado Arturo Vidal.
Un obstáculo de estos se puede salvar, pero los cuatro juntos y en La
Catedral hacen prácticamente imposible la victoria.
El
Barça tuvo mucha más posesión del esférico que los leones, pero
en ningún momento vimos a Herrerín hacer una parada de
mérito, podría haber estado Iribar con 75 años bajo los palos que
habría sido igual. Sin embargo los bilbaínos si que pusieron a
prueba a Ter Stegen, y el guardameta germano se convirtió en
el mejor jugador del partido con tres paradones de auténtico mérito,
que a la postre dieron un punto al líder del campeonato. La primera
mitad fue toda para los locales, teniendo las mejores oportunidades de gol y dejando a los de Valverde sin
capacidad de reacción y con una espesura alarmante.
Tras
la reanudación el Barcelona salió a por todas, queriendo los tres
puntos en liza, y durante media hora acogotó al Athletic Club.
Parecía que el gol llegaría por acoso y derribo pero no hubo
ocasión clara alguna. San José y
Muniaín saltaron al césped y dieron otro aire a los rojiblancos, se
desquitaron del dominio azulgrana y además pudieron inaugurar el
marcador, sobre todo con un tiro a bocajarro de Williams, que
detuvo Ter Stegen en un alarde de reflejos. Por el Barça entraron un
Aleñá un tanto verde para estas lides y un Dembélé con
el freno de mano puesto, tras salir de una lesión. Y con ese
panorama el resultado fue el mismo con el que se inicio el duelo.
Reparto de puntos y los culés que se dejan cuatro en los dos últimos partidos, abriendo aún más la Liga.
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