El
Inter de Milán tiene un duro hueso
en el FC Barcelona, sobre todo
cuando lo visita en el Camp Nou. En
su cuarta visita volvió a perder en el Estadi
(2-0), esta vez contra un Barça sin Messi,
que es mucho decir. Suplir al mejor jugador de la historia del fútbol, más aún
si en frente tienes un rival de la talla de la escuadra neroazurra, es tarea harto complicada. Rafinha fue
el interino en el puesto de Leo, y el brasileño tuvo una digna actuación, tratando de
imitar los movimientos del rosarino, buscando los espacios, ofreciéndose por
distintas demarcaciones del campo, teniendo llegada al área rival e inclusive
anotando el gol más determinante de la noche, el que inauguraba el marcador y
daba tranquilidad al juego culé.
Un
juego que Busquets desde atrás y Arthur, más adelantado, iban trenzando
paulatinamente. Solo en los minutos iniciales, ante la ofensiva de los
milanistas, los de Valverde
sufrieron algo, el resto del duelo fue dominado de cabo a rabo por los locales.
Arthur está asumiendo galones desde que ha cogido la titularidad hace unos
cuantos partidos, cuajó un encuentro excelente y fue aplaudido, merecidamente,
por toda la grada.
El
conjunto azulgrana desplegó más trabajo y sacrificio, ante la ausencia de su líder
y capitán, hasta el mismo Luis Suárez
tiró del carro, se le vio más activo, menos errático y enchufado. El uruguayo
colocó un centro medido a la bota de Rafinha para que este la empura al fondo
de la red. El Barcelona merecía ir por delante, por juego y por insistencia.
Tras
el paso por vestuarios los de Spalletti
volvieron a achuchar en los momentos iniciales, pero enseguida se diluyeron
ante el juego de toque y posesión de Rakitic
y compañía. El segundo y definitivo tanto, llegó de un pase filtrado del
croata, que Jordi Alba aprovechó,
cruzando el esférico ante la salida de Handanovic. El 2-0 certificaba el tercer
triunfo en tres partidos de Champions,
el liderato del grupo, y prácticamente su clasificación para octavos de final.
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