Nauseabundo
el Grupo ATRESMEDIA desde hace unos años cuando decidió lamer el
culo a Florentino Pérez y arrastrarse emitiendo noticias falsas o no
dando las reales. Su parcialidad y desvergüenza no tienen límites,
al tiempo que vilipendia la digna profesión de periodista. Su
comportamiento rastrero no tienen parangón en ninguna cadena
televisiva que se precie.
El
lunes, tras el Clásico en el que el FC Barcelona le endosó
una manita al Madrid (5-1), en las noticias de las 3 volvió a
emerger la figura del impresentable Manu “El Papos” Sánchez,
que dirigido como una vulgar marioneta habló, en vez de la citada
goleada de escándalo, del porqué se caen los helicópteros, de un
entrenador golpeado por un padre en un partido de alevines, de cuatro
petardos que lanzaron los boixos nois antes del partido, y esto lo
empalmaron con la ola de violencia ultra que hay en Europa (ultras
del Hertha, del Marsella, etc,…), para cambiar de tercio y
mostrarnos la tristeza de Lopetegui en el entrenamiento matutino. Eso
sí los dos últimos segundos los dedicaron al quinto gol, el de
Arturo Vidal, pero ni tan siquiera se ve cómo el balón
traspasa la línea de gol. ¡Asqueroso y vil, en definitiva!
Estas
patética informaciones, ese tipo de sandeces abazofiadas para evitar
hablar del Barça ya se han dado en múltiples ocasiones, y es que
los tentáculos de Tito Floren son muy alargados. La consigna
es clara, no hay más directriz que hablar del Madrid, luego del
Madrid y si queda un rato del Madrid. Que el Barça hace algo
relevante o te humilla en el Camp Nou, pues a explayarse con
los ultras culés o con algún logro español en un deporte
minoritario.
Uno
lamenta profundamente el comportamiento parcial e innoble de esta
cadena con el Barça, pero no queda otra que dejar de ver estos
“desinformativos”, sintiéndolo mucho por profesionales de este
grupo, como Matías Prats o Vicente Vallés, pero si sus directivos
llevan por bandera esa parcialidad e incluso ese odio a lo azulgrana,
quizás también Prats y Vallés nos están metiendo noticias
sesgadas a cascoporro. No, gracias. Nunca más.