Ya,
ya se puede hablar de la España de Luis Enrique. Sí señor, sí. Y con solo dos
partidos como máximo dirigente del combinado nacional. A eso se le llama caer
de pie en un puesto. El asturiano pasó su bautismo de fuego en el colosal
Wembley y allí los suyos remontaron el tanto inicial de Rashford para dejar con
un 1-2 la primera victoria de la era “Lucho”. No conforme con eso, en su presentación
en casa, en Elche, le endosó un 6-0 a la subcampeona del mundo, a una Croacia ciertamente
irreconocible.
Como
si de un Nadal-Cilic se tratase “La Roja” destrozó a “la ajedrezada” endosándole
un set en blanco que dejó amarillos a los visitantes. Pero de un amarillo
cadmio más propio de la enfermiza Gioconda que de los vigorosos jugadores
balcánicos. Y sí, Luis Enrique le ha dado otro aire a la selección, pero
también es justo reconocer que en el once inicial abundaba mucho el futbolista
merengue, hasta seis. De hecho, había más madridistas en ese once que españoles
en el once del Madrid. Y eso facilita bastante la conjunción de un equipo que está
dando sus primeros pasos.
Del
lado contrario cabe reseñar que fue la selección menos culé de todos los
tiempos, con un solo jugador del FC Barcelona, Sergio Busquets. Pero aún podía
empeorar, y así fue. El de Badía fue sustituido a la hora de juego, y el equipo
jugó sin ningún azulgrana en sus filas. Qué lejos quedan aquellos tiempos de la
final del Mundial de Sudáfrica en la cual Del Bosque alineó a siete del Barça:
Puyol, Piqué, Xavi, Iniesta, Busquets, Pedro y Villa. Otra cosa es que esta
selección, que aún está en pañales, pueda acercarse a los logros de aquella
otrora Campeona del Mundo.
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