El Girona sacó un valioso empate (2-2) en su visita al
FC Barcelona, aprovechándose de un lance del juego que no fue claro y que el
VAR consideró revisable. El roce con el codo de Lenglet en la cara de Pere Pons fue
la excusa perfecta que necesitaba Gil Manzano para continuar con su labor de
acoso y derribo al Barça. Un equipo al que el infame colegiado extremeño le
tiene tomada la matrícula y ya le ha perjudicado en más de una ocasión.
En
lo meramente deportivo los azulgranas fueron superiores a los gerundenses hasta
que se quedaron con diez. En esos 35 primeros minutos los de Valverde pudieron
sentenciar por la vía rápida, eso a pesar del flojo rendimiento de Arturo Vidal y
Arthur, que estrenaban titularidad en Liga. En su defensa decir que es
complicado ajustarse al engranaje de la maquinaria blaugrana, además las
prestaciones que ofrecen Rakitic y Coutinho son difíciles de igualar. Aun así,
Messi aprovechó un pase medido de Vidal para inaugurar el marcador.
La
roja directa a Lenglet lo cambió todo, Valverde aguantó el cambio hasta el descanso
y le salió mal, porque Stuani se la jugó a los centrales, Piqué y Busquets,
para igualar la contienda en el 45. Piqué flojeó en esta acción y lo volvió a
hacer en el 56 cuando Portu le ganó en velocidad y propició el segundo de
Stuani. Cambio de planes y “los Arturos” al banquillo. Rakitic y Coutinho entraron en escena e
hicieron crecer el juego de los locales.
Messi
buscaba la igualada de lanzamiento de falta y casi lo consigue, pues un tiro
suyo fue al larguero, pero fue Piqué, buscando redención, el que voló por encima de
sus rivales para poner el que sería el definitivo 2-2. Restaba media hora de juego,
pero al Barça le flaquearon las fuerzas y los rojiblancos se defendieron como
gato panza arriba. El líder cedió sus primeros puntos en este curso.
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