El
Philips Sports Vereniging (PSV para
los amigos) y su pujanza latente fueron desconectados por los destellos
geniales del gran Leo Messi. El
astro argentino deslumbró una vez más en el Camp
Nou, anotando el primer tanto de esta Champions
–con un golazo de falta por toda la escuadra-, y culminando su gran actuación
con un hat-trick -el número 42 que ha
logrado el pibe, y el octavo en esta competición-.
Saltaron
respondones los de Eindhoven al césped del Estadi,
se acercaban al área de Ter Stegen
con desparpajo y disparando desde la frontal a la mínima de cambio. Y eso que
Valverde había dispuesto a su once titular para este partido inaugural de la
Liga de Campeones. El FC Barcelona
también llegaba a la portería contraria, pero eso estaba preestablecido en el guion.
El toma y daca se quebrantó cuando el más grande de todos los tiempos clavó su
enésimo lanzamiento de falta salvando a la barrera por alto. Era el 1-0 que
desatascaba el duelo y permitía enfilar el túnel de vestuarios con algo más de
sosiego, porque si este era el rival asequible del grupo… ¿cómo serían los
demás?...
Tras
la reanudación Don Lionel exhibió que es general con mando en plaza, conminando
a sus adversarios y exhibiendo una excelsa actuación que acabo por destrozar a
las huestes del sargento Van Bommel.
La estrategia del holandés, otrora jugador azulgrana, se desmoronó como un
castillo de naipes ante la clase de Dembélé,
que volvió a anotar otro gol crucial, a la par que antológico, y ante el
desparpajo de Messi entre líneas, que masacró a los tulipanes con dos dianas
más.
Luego
estaría el eterno debate sobre el juego colectivo culé, la nostalgia del
tiki-taka y del preciosismo guardiolista, etcétera, pero eso lo dejamos para otra
ocasión, que ya habrá mejores partidos y esta vez tocaba empezar la fase de
grupos con triunfo y si este es contundente y con la magia de Messi, mejor que
mejor.
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