Le soltó el líder, FC Barcelona, un tremendo manotazo al Real Betis en su propio feudo (0-5). Una
goleada que llegó de la mano del mejor jugador de la historia, Don Lionel Messi, que hizo lo que
quiso, cuándo y cómo quiso, manejando el duelo con maestría e impartiendo una master class en el Villamarín, que acabó
rendido al genio argentino, aplaudiéndolo al final del choque.
No hubo manera de deshacer el entuerto
en que los verdiblancos habían metido a los catalanes en la primera mitad, la
altísima presión de los de Setién
comprometió a los visitantes, que no pudieron evitar las tablas en el marcador
al final del primer acto. El "cerocerismo" no premió a los ataques
desmedidos de ambos contendientes, que no cejaban en el empeño de practicar el tiki-taka, al tiempo que buscaban el
marco contrario.
Tras la reanudación emergió un Messi
desatado. Anotó dos tantos, asistió a Suárez
en un tercero y se llevó palmas del estadio bético, si bien pudo haberse
llevado las orejas y el rabo. Inauguró el electrónico Rakitic, que aprovechó un pase al hueco de Suárez que lo habilitó
solo ante Adán (ese portero mediocre
al que encumbró Mourinho y que siempre dice que quiere "joderle la liga al
Barça"). El croata le devolvió el favor a Luisito, que empalmó un centro
medido del rubio oxigenado para colocar el tercero. Antes Messi había fusilado
la meta andaluza de zurdazo cruzado. Y repetía con el cuarto tras otro de sus
célebres eslálones. Al mítico rosarino aún le dio tiempo para trazar otra
diagonal y servir el 5-0 a Suárez, que remató a la escuadra. Culminando la
exhibición de este Barcelona de Valverde
que va lanzado a por la Liga.
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