El FC Barcelona venció por 3-0 al
Levante en el Camp Nou, corría la
decimoctava jornada liguera y el líder nos volvió a ofrecer un partido
anodino más, aderezado con la magia de
Messi y algún que otro detalle de Iniesta. Poco más dio de sí el encuentro.
Ni tan siquiera Dembelé dejó
destello de calidad alguno, disculpable por su consabida lesión que lo ha
tenido cuatro meses apartado de los terrenos de juego.
El Levante saltó al césped del Estadi con alegría, inclusive provocó
dos córneres en los instantes iniciales, pero era un querer y no poder. Un
espejismo porque el resto del duelo se lo pasaron dando patadas sin ton ni son
a los jugadores azulgranas. Los de Valverde
se adelantaron pronto en el marcador, corría el minuto 12 cuando Messi
encontró su conexión recurrente con Jordi
Alba y batió a Oier tras tocar en balón en el poste. El segundo llegó de un
centro por la derecha de Sergi Roberto
que Luis Suárez empaló a la
perfección. Con ese resultado, sin despeinarse, se llegó al descanso.
En el segundo acto aún nos aburrimos
más. El Barça no lograba el tanto que resolvía el choque y los de Muñiz no acortaban distancias, pese a
algún intento de Ivi, el mejor de los visitantes, y gracias a una parada
espectacular de Ter Stegen, que dejó
sin reacción a los granotas -hoy vestidos tipo Juventus-. Los cambios aportaron
escasas pinceladas. Iniesta se llevó
la típica y merecida ovación, José Arnáiz
debutó en Liga, tras 3 goles en Copa, y Paulinho
anotó su golito en el 93 tras medida asistencia del genio Leo Messi, principio
y fin de todo.
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