Se las prometía muy felices el Celta de Vigo tras sus flamantes
empates consecutivos ante FC Barcelona y
Madrid pero llegada la hora de la
verdad se llevó un manotazo tremendo en el Camp
Nou. Era la vuelta de octavos de la Copa del Rey y el actual campeón se mostró
irresistible. Los locales, con Messi
a la cabeza, se exhibieron ante un conjunto celeste que no dio la talla en el Estadi.
Y es que este arrebatador Barça te
hipnotiza y de destroza al unísono. La sociedad Jordi Alba-Messi resultó demoledora, una vez más. Entre ambos
desconcertaron al equipo de Unzué con tres goles en los primeros 28 minutos.
Dos asistencias del lateral las materializó el número uno mundial con sendos
goles de tiro cruzado. La afición culé empezó a gritar: "que Cristiano
devuelva el balón de oro", tras el recital del rosarino y habida cuenta de
la diferencia estratosférica que ha existido, existe y existirá entre el
portugués y el D10S azulgrana. El
genial pase de tiralíneas de Leo en el tercero para Alba no hizo otra cosa que
confirmar los vítores de la parroquia culé.
Tres minutos más tardes llegó el
cuarto tanto. Sisto se hizo la picha un lío y dio un pase de la muerte a Luis Suárez que machacó en la red. Y
sí, fue la muerte del Celta que con un 4-0 al descanso tiró la toalla. Aspas y Wass ya no saltaron al césped en el segundo acto. Messi e Iniesta se fueron al banco tras
disputar una hora de juego. Y ya solo se vieron detalles de calidad de Dembelé,
con algún que otro regate preciosista del francés, que culminó con una
asistencia para que Rakitic anotara
el quinto de cabeza. 5-0 y a la siguiente ronda, para un Barça que camina
sólido en las tres competiciones.
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