Tras 29 partidos invicto cayó el FC Barcelona ante el Espanyol (1-0). Fue en la Copa y es
que Valverde, que ya había hecho demasiados experimentos con gaseosa en la
pasada ronda copera, ante el Celta, en esta ocasión se pasó tres pueblos. Si
cuando juega Gomes decimos que el Barça juega con uno menos, cuando lo hace con
Denis y Vidal lo hace con nueve. Y saltar al campo del rival metropolitano,
aunque esté conformado con los despojos del Madrid, con dos menos es una temeridad.
Pero ya el colmo es que pongas a comandar las operaciones de la medular a un
pipiolo del B, por mucho Aleñá que sea, que a día de hoy sigue siendo una
promesa. Si a eso le unes que Digne sestea en el último cuarto de hora y
concede dos centros por su banda con marchamo de gol, y ya de rebote metes a
Rafinha tras una lesión de tropecientos meses para que se foguee diez minutos,
pues pasa lo que pasa. Que te la clavan en el último minuto y vete tú a buscar
la igualada con ahínco en los tres restantes.
El Barça, dicho lo cual, controló el
duelo en su mayor parte. En posesión de pelota, en jugadas trenzadas y en
rematas a puerta. Los periquitos, intensos ellos, estaban a verlas venir y se habrían ido a sus
casas locos de contentos con el empate a cero. Ya no te digo con la victoria,
efímera, pero victoria al fin y al cabo, ante el eterno enemigo, al que por
primera vez derrotaban en el estadio de Cornellà-El Prat.
Hasta Messi, que estuvo más solo que
la una en ataque, colaboró en el modesto triunfo de los locales, errando un
penalti en la segunda mitad y enviando lanzamientos de falta a la tercera
gradería. Y no digamos el pseudo árbitro De Burgos Bengoechea, que no tuvo
arrestos para expulsar a Aaron por doble amarilla en un agarrón infame del
españolista cuando Sergi Roberto iba a entrar en el área. Era el 53 y los de
Flores debieron disputar los otros 35 más el alargue con diez. En fin que estas cosas pasan cuando
uno se cree por encima del bien y del mal y juega con fuego. Y si lo haces pues
a veces pasa que hasta te quemas. Menos mal que los culés pueden resarcirse
dentro de una semana en la vuelta en el Camp
Nou.
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