Dos partidos horribles lleva el FC Barcelona en Liga, además
consecutivos: Betis y Athletic Club.
Un par de borrones que delatan la ausencia de Iniesta y de Busquets en la
medular, de La Masía si queremos ponernos románticos. Se echa de menos el ADN
de la cantera azulgrana. El culé de pro añora a Xavi, pero eso ya es historia,
ahora toca sufrir la poca sangre de André Gomes, sus numerosas pérdidas de
balón, la escasa contundencia de Rakitic, más pendiente de su renovación que de
jugar al fútbol, y en general la displicencia de las alternativa en el medio
del campo.
Aún con todo y con eso la pegada del
Barcelona es monumental. 3-0 le endiñó a los bilbaínos de Valverde, sin
despeinarse prácticamente. La garra y la intensidad la pusieron los leones, y
el poco fútbol también. Pero los rojiblancos tienen en punta un Raúl García en
decadencia y a un Williams en proceso de formación; nada que ver con la pólvora
de los catalanes. Aún sin Luis Suárez, descansando para la Copa, el Barça sigue
teniendo a los dos mejores jugadores del planeta: Messi y Neymar. Ambos te
pueden desarbolar un encuentro en cuestión de segundos.
Así lo hizo el brasileño, auténtico
quebradero de cabeza de De Marcos, que asistió a Paco Alcácer para que este
inaugurara el marcador y su cuenta particular en esta Liga. Los vascos eran
mejores, mejor dispuestos sobre el césped dominaban el choque. Muniaín dirigía
la orquesta de los visitantes, que no daban tregua a los intentos de sacarla
jugada de los de Luis Enrique. Pero el Barça volvió a pegar de nuevo, un
"crochet" de Messi proveniente de una falta lateral muy escorada se
la comía Iraizoz en el 40 para dejar noqueados a los del otro lado de la ría.
En el segundo tiempo se reservaron más
jugadores, Piqué ya no salió, y Messi se retiró antes del minuto 60. No era la
tarde del Bilbao, ni mucho menos la de su guardameta. Un disparo mordido de Aleix
Vidal significaba el tercero. Demasiado castigo para un Athletic que ha visto
como el Barça le ganaba los dos encuentro de liga y lo eliminaba de la Copa del
Rey, dejándolo sin objetivos hasta 2018.
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