Una vez más y ya van unas cuantas en
las últimas temporadas el FC Barcelona
volvió a dejar en la cuneta al Athletic
Club en la competición del K.O. Y cómo no, tenía que ser el número uno
mundial, Leo Messi, el que marcase
el gol que dejaba sin Copa a los bilbaínos. El tridente estuvo a un gran nivel
en este partido de vuelta y fue determinante -un tanto cada uno- en el pase a
cuartos del Barça.
El duelo comenzó con polémica, lleva
tres partidos el conjunto de Luis Enrique en este 2017, y en todos ellos el
arbitraje ha tenido errores de bulto contra los intereses azulgranas, en esta
ocasión el agravio se produjo al anular el colegiado un gol de Suárez por fuera
de juego inexistente de Neymar. Los culés seguían llevándose las manos a la
cabeza, casi nadie recuerda tres encuentros consecutivos con perjuicios de esta
dimensión.
Los locales dominaban el devenir del
fútbol, pero no llegaban a las inmediaciones de Iraizoz, lo mismo se podría
decir de los hombres de Valverde, mucha presión, pero solo un disparo a puerta
en los 90 minutos. Messi era el que más se acercaba con dos tiros francos que
no encontraron la meta vasca. Hasta que Neymar, el mejor de la noche, volvió el
Ney desequilibrante, puso un centro medido para que Suárez la empalase de
perfecta volea cruzada.
Tras la reanudación llegó el cansancio
de los rojiblancos y el empuje de los catalanes. Neymar forzaba un penalti
igual de claro que el de San Mamés, y él mismo lo convertía en el 2-0. No
habían transcurrido tres minutos cuando Saborit igualaba la eliminatoria de
cabezazo que ni olió Cillessen. A partir de ahí el Barça tocó a rebato, las
ocasiones llegaban sin cesar. Suárez, Denis, Neymar -al poste-, Jordi Alba,...
pudieron sentenciar. Fue el de siempre, el rosarino, el que de lanzamiento de falta magistral
ajustó el esférico entre el poste y el césped para llevar al Barça a la
siguiente ronda. Como no podía ser de otra forma.
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