El
FC Barcelona dio un golpe de efecto en Son Moix, endosando una
manita de goles al Mallorca y sorteando temporalmente la palabra crisis.
Un 5-1 incontestable, que dejó bien a las claras la superioridad de los
azulgranas durante todo el duelo. Ni tan siquiera el 1-1 al descanso, conseguido
in extremis por los bermellones, amilanó a los visitantes que les hicieron un
roto en el segundo acto. Y mucha parte de culpa tiene ese chaval que hace
maravillas con la pelota en sus pies, el tal Lamine Yamal, que lo mismo te
deja sentado con dos recortes de genio, que te provoca un penalti, que te da una
asistencia con el exterior del pie, … que lo mismo no hace nada en toda la primera
parte, pero que participa en los cuatro goles de la segunda. En definitiva, un
factor diferencial de los que no abundan en el planeta fútbol.
Flick
dispuso a todos sus
titulares disponibles, Olmo incluido, con la excepción de Lewandowski,
que rotaba. Sorprendió la ausencia del pichichi en la alineación
inicial, por lo mucho que se jugaba el Barça, después de tres partidos sin
ganar. Pero al técnico alemán le salió bien la jugada. Descansó su “9” estrella y los demás salieron enchufados. Hasta el inoperante de Ferrán Torres,
que sustituía al polaco, se conectó y abrió el marcador, tras fallo garrafal en
bloque de la defensa mallorquina. El conjunto catalán dominaba a placer y tuvo
ocasiones para ampliar la diferencia. Pero perdonó en exceso, hasta Raphinha
no marcó en un mano a mano con el portero. Y eso se suele pagar, el Mallorca
empataba en el 44, rompiendo el fuera de juego, (ese que funcionó una docena de
veces en el partido, pero falló esa), por medio de Muriqui.
Pelotas nuevas. Tocaba
remar de nuevo en la segunda parte, pero ahí se desató Lamine Yamal. Provocó el
penalti claro que transformó con decisión Raphinha, asistió al propio brasileño para el
segundo, inició la jugada que terminó con el remate de De Jong al fondo de las mallas, y
también participó activamente en el quinto que anotó Pau Víctor. Una
exhibición del 19 culé, que mantiene la tradición de que cuando él es titular
el Barça gana. Y vaya cómo la mantuvo. Parece ser que el Barça ha vuelto.
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