El FC Barcelona, que, contra todo
pronóstico, dadas las importantes bajas, se impuso en el Bernabéu por 0-1, cayó
en el Camp Nou ante el Madrid en el partido de vuelta de semifinales de la Copa
del Rey (0-4). Y es que el Barça no fue rival para los merengues, las ausencias
por lesión de cuatro titulares (en un equipo donde no hay mucho más para
escoger) del nivel de De Jong, Pedri, Dembélé y Christensen, no propiciaban un
duelo equilibrado en este nuevo “clásico”. Los de Xavi aguantaron la primera
mitad, siendo incluso superiores en esos primeros 45 minutos, pero una contra
en el último suspiro fue el inicio del fin. Ese gol de Vinicius hizo
desmoronarse a los culés como un castillo de naipes.
Si a todo eso le sumas que el brasileño
tiene el día y que Benzema está inspiradísimo y te anota un hat-trick, pues no
queda más que cerrar el quiosco y a pensar en la Liga. Fue el francés el que
puso el segundo tras la reanudación. Un tanto que pesó como una losa sobre el
maltrecho conjunto azulgrana. Corría el minuto 50 y los locales se derrumbaron
sin paliativos. El penalti infantil cometido por Kessié, supuso el tercero y
definitivo en el 58, pues hasta entonces el Barça solo necesitaba marcar un gol
para equilibrar la eliminatoria. Pero no transmitía buenas sensaciones el
equipo culé, ni en la delantera, con una Lewandowski que sigue perdiendo fuelle
a pasos agigantados, ni en la medular, donde Modric campaba a sus anchas,
haciéndose grande con el esférico.
El cuarto tanto visitante, obra de
Benzema, tras asistencia de Vinicius, no hizo más que mostrar la pegada de unos
y la insolvencia de los otros. Xavi puso en cancha a Ansu Fati y a Ferrán Torres,
dos delanteros en horas bajas, que volvieron a plasmar su ineficacia en ataque.
Los blancos buscaron el quinto de la noche, pero ya no llegó, quedando patente
que no es real la diferencia tan amplia en el campeonato liguero entre ellos y
el líder Barça. Así que serán los de la capital los que viajen a Sevilla a
disputar la final contra Osasuna.
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